Con la irrespirable ola de calor que afecta desde hace días a Europa, pero que también está presente en otras partes del mundo, entre ellas grandes regiones de Estados Unidos y Canadá, la preocupación por lo que ocurre con el clima parece trocarse en angustia, en algunos casos.
Altas temperaturas que se superan año tras año, registros históricos que empalidecen ante los datos más recientes, masas de hielo que se derriten a una velocidad cada vez mayor, especies animales que deben desplazarse ante el cambio drástico que padecen sus hábitats naturales, cursos de agua que se evaporan de la noche a la mañana…
¿Hacen falta más señales de que algo no anda bien en nuestro medioambiente?

El planeta está cambiando y los humanos deben asumirlo. Foto: iStock.
Un tema que no es nuevo
La opinión pública recibe a diario una catarata de información compuesta por declaraciones, opiniones, investigaciones, estadísticas, registros que hablan del clima y de los cambios que este viene registrando.
Científicos y políticos debaten continuamente sobre los alcances e incluso la existencia del cambio climático.
Pero, ya en los años de la década de 1980, James Hansen, por entonces científico de la NASA, la agencia estadounidense de investigaciones espaciales, advirtió sobre el futuro que esperaba al planeta y que en nuestros días parece haber comenzado a hacerse real.
El llamado “padre del calentamiento global” había avisado que de no adoptarse medidas urgentes y concretas contra el cambio climático, el mundo que heredarían los jóvenes estaría fuera de control.
Ante un comité del Capitolio estadounidense, Hansen afirmó en 1988 que el calentamiento global había comenzado y citó a los gases de efecto invernadero y la actividad humana como la causa principal del mismo.

Un proceso que ya no será detenido por medidas paliativas. Foto: iStock.
¡Acciones urgentes, se necesitan!
El Acuerdo de Paris sobre el clima fue firmado por 195 naciones en todo el mundo, con el objetivo principal de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los impulsores del pacto tenían en mente la idea de que, reduciendo la presencia de esos gases, sería posible que el aumento global de la temperatura se mantuviese por debajo de los 2 grados, lo que garantizaría que no se produjese un daño irreversible en el medioambiente.
Los expertos concluyeron que con las medidas adecuadas, el mercurio podría incluso bajar entre 0,6 y 1,1 grados.
Las mediciones más recientes hablan a las claras de un fracaso rotundo de esas especulaciones y la comunidad científica acaba de reconocer que la humanidad dispone de mucho menos tiempo del que creía tener, para ensayar soluciones que eviten que perdamos el equilibrio de nuestro medioambiente para siempre.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) dijo a fines de 2018 que era imperioso reducir las emisiones mundiales de dióxido de carbono en un 45 por ciento para el año 2030.
Para poder lograr ese objetivo, las acciones claves deberían llevarse a cabo en los próximos 12 meses, según algunos especialistas.

La industria ha marchado hacia productos con menor contenido de carbono. Foto: Energy and Innovation Laboratory/Walter Mérida.
Cambio de rumbo
Para el profesor Walter Mérida, investigador del departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Columbia Británica, no tiene sentido seguir poniendo el acento exclusivamente en las iniciativas de mitigación, aquellas que buscan reducir los efectos del cambio climático, sino que habría que centrarse en las políticas de adaptación al cambio.
Por ejemplo, sostiene que es necesario comenzar a adecuar los programas de financiamiento para la construcción de viviendas e infraestructura civil en los lugares más expuestos a los efectos del cambio climático, como las costas del oeste de Canadá, sometidas a un proceso de erosión intenso.
Pero fundamentalmente, Mérida aboga por un cambio en el modelo de innovación en el campo de las tecnologías energéticas.
A lo largo de la historia, la industria energética ha ido avanzando hacia combustibles con menor contenido de carbono más allá de la preocupación climática. De la madera se pasó al carbón y de este al gas natural, donde la presencia de ese elemento es mucho menor.

Cambiar el modelo, para combatir el calentamiento global. Foto: iStock.
En ese sentido, sostiene que el hidrógeno es el único combustible químico que no contiene carbono. En la actualidad, la industria produce combustibles tomando una molécula muy larga de hidrocarburos, separa la parte que le sirve y desecha el resto. Así se generan las grandes emisiones contaminantes.
El investigador propone construir las moléculas necesarias a partir de los átomos fundamentales de hidrógeno y carbono y así se evitarían los excesos y el derroche. Se trata del principio de captura de carbono a partir de la atmósfera o de procesos industriales y usar ese dióxido de carbono para generar combustibles.
Según nuestro entrevistado, Canadá no sólo se encuentra a la avanzada de la investigación en la llamada “tecnología limpia”, sino que además tiene una oportunidad única para liderar los mercados en una economía verde.
Walter Mérida, del Departamento de Igeniería Mecánica de la Universidad de Columbia Británica, habló con Luis Laborda.
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