Pablo Compagno nació en Buenos Aires, Argentina hace 35 años. Es el mayor de cuatro hermanos y el único médico de su familia. Él nos dice en entrevista que la medicina no era lo que quería estudiar inicialmente. Comenzó estudiando ingeniería química. Hizo 2 años, al cabo de los cuales se dio cuenta que eso no era lo suyo. Después de un curso de orientación vocacional, se le presentaron 4 opciones: Medicina, Veterinaria, Agronomía y Piloto de avión, “su profesión frustrada”, me dice en entrevista.
Entre las 4 opciones decidió por Medicina. En 2004-2005 empezó sus estudios en medicina en la Universidad de Buenos Aires, UBA, y terminó en 2013. Su formación en cardiología la hizo en el Hospital Privado de Comunidad de la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, hasta el 2017 y de allí decidió venirse a Canadá.
Pablo quería viajar y vivir fuera de su Argentina natal. Quería tener la experiencia de vivir en otro país, “en otra cultura, en otro idioma”. Lo atrajo Canadá, por ser un país del primer mundo con muchas posibilidades.
Su historia de inmigración es, afortunadamente para él, en tanto que individuo y que médico cardiólogo y electro-fisiólogo, un rotundo éxito. Muchos inmigrantes no podrán decir lo mismo. Y médicos inmigrantes, mucho menos, debido a todas las dificultades y trabas que tienen que enfrentar para hacer validar sus títulos por el Colegio de Médicos de Quebec. Las otras Órdenes profesionales también son complicadas y tardan mucho en reconocer los diplomas obtenidos en otros países.
Una vez su decisión tomada, Pablo preparó sus diplomas, sus maletas y sus sueños. Llegó a Canadá el 10 de julio de 2017. Los trámites para inmigrar no fueron ni muy largos, ni muy complicados. Llegó con un “permiso de trabajo restrictivo”, lo cual significa que estaba autorizado trabajar única y estrictamente en el lugar indicado en el permiso.
Llegó a la ciudad de Sherbrooke, Quebec, donde trabajó durante un año y 9 meses en el Centro Hospitalario de la Universidad de Sherbooke, CHUS Fleurimont. Allí hizo una especialización dentro de la cardiología en todo lo relacionado a los tratamientos de arritmias. En otras palabras: Electro-fisiología. Que va desde el implante de marcapasos a desfibriladores, pasando por la ablación de una reentrada nodal a una ablación de fibrilación auricular o una taquicardia ventricular, que es el oficio de los electro-fisiólogos.
Después de Sherbrooke, gracias a algunos contactos que hizo mientras se encontraba allí, llegó al Instituto de Cardiología de Montreal, ICM. Aquí llegó el 11 de marzo de 2019. El ICM es un centro hospitalario especializado en los cuidados, la investigación, la enseñanza y la prevención de enfermedades cardíacas. El ICM también trabaja en el desarrollo y la evaluación de las nuevas tecnologías en cardiología. El Instituto emplea hoy a 1.400 personas, entre ellos 44 cardiólogos y una buena cantidad de residentes y becarios, que contribuyen a su buen funcionamiento. Pablo es uno de ellos y allí lo conocí.
Yo, personalmente soy un aficionado al trote. Corro desde hace 40 años. Me encanta correr. He participado en 14 maratones y he completado 12. El número 13 fue el único que no terminé y me tocó abandonar en el kilómetro 28. El número 14 fue aquí en Montreal en septiembre 2017, pero debido a un calor excepcional se anuló la distancia de 42 kilómetros. Corrí 21.

Instituto de Cardiología de Montreal, ICM. (Foto: Facebook ICM)
Siempre había creído que tenía un corazón fuerte porque lo había “curtido” a punta de no sé cuántos kilómetros de asfalto. Pero me equivoqué. A partir de la primavera de 2018 comenzó a “revirarse”. Mi médico me suspendió el trote y comenzó una serie de exámenes cardíacos en el Instituto de Cardiología de Montreal, ICM, para tratar de entender cuál era el problema. El último fue un examen electro fisiológico, la especialidad de Pablo. Fue el viernes 12 de julio 2019.
Inmediatamente después de ese examen, durante el cual me dormí, Pablo me despertó y me dijo que me tenía que implantar un marcapasos. Yo medio dormido todavía, le dije que estaba bien y me volví a dormir. Después de cierto tiempo, no sé exactamente cuánto, me volvió a despertar y me dijo que la operación había terminado. Desde entonces suelo decir que “soy biónico”.

40 años haciendo latir corazones. Fundación Instituto de Cardiología de Montreal. (Foto: Facebook ICM)
Cuando lo vi por última vez, después de la operación ese viernes en el ICM, le dije que era periodista y que me gustaría hacer una entrevista con él para que me contara su historia de inmigrante en Canadá. Dejamos pasar 12 días y nos encontramos el miércoles 24 de julio para hacer la entrevista en el Parque Maisonneuve. No muy lejos del hospital y no muy lejos de mi casa. Nos sentamos en el pasto y comenzamos a conversar. El ambiente que escuchan es el del parque. No es un ambiente de estudio.
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