Véronique encontró su lugar en Lima. Foto: Véronique Angers.

Véronique Angers, una quebequense enamorada del Perú

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Al ser Canadá un país de inmigración, abundan las historias de personas que deciden salir de sus países de origen para radicarse aquí.

Pocas veces tenemos ocasión de relatar la experiencia de quienes han elegido el camino contrario, es decir, de canadienses que toman la decisión de abandonarlo todo para radicarse en el extranjero.

Ese es el caso de Véronique Angers, una docente quebequense que enamorada de un peruano decidió vender su casa, su auto, renunciar a su empleo e instalarse en la ciudad de Lima.

Los inconfudibles paísajes del invierno en Canadá. Foto: Véronique Angers.

Tras una primera etapa de vivir alternativamente en uno y otro país, Véronique sintió que si bien contaba aquí con todas las comodidades y el confort, además de tener a su familia sanguínea en la provincia de Quebec, algo le faltaba, no se sentía plenamente feliz, debía encarar nuevos retos… Los intercambios a través de las redes sociales y las videollamadas no alcanzaban a borrar la distancia entre ella y lo que define como su “otra mitad”.

Tomada la decisión de encarar el gran cambio, llegó el momento de comunicar la decisión a sus padres. Fue entonces que corroboró los prejuicios que existen, a veces inadvertidamente, cuando se habla de cambiar de país.

Las montañas, que tanto le gustan, forman parte de su nuevo entorno. Foto: Véronique Angers.

Estas loca…, en qué estás pensando…, aquí tienes un buen trabajo, por qué vas a ir allí a trabajar por menos dinero…, es peligroso”, fueron algunas de las cosas que escucho de familiares, amigos y colegas cuando decidió ponerlos al tanto de sus planes.

También en Perú encontró que algunas personas se manejan con preconceptos.

¡Qué, una canadiense…! ¿Dejaste tu país para mudarte aquí?…, ¡si aquí no hay nada…!”.

Dichas respuestas la llevaron a preparar una serie de videos en los que intenta mostrar uno y otro sitio, con sus costumbres, tradiciones, cultura, estilos de vida, paisajes…

No hay un país mejor que el otro, sólo somos distintos”, sentencia.

Véronique junto a su familia peruana. Foto: Véronique Angers.

Resalta la facilidad con la que pudo insertarse laboralmente, en el ámbito educativo privado, trabajando con niños con necesidades específicas, que es su especialidad.

No obstante, lamenta que esos pequeños no cuenten con todas las facilidades materiales que tendrían en Canadá e, incluso, denuncia la falta de diagnósticos adecuados en muchos casos.

Reconoce que extraña la organización y la tranquilidad que la rodeaba en Gatineau, la ciudad de Quebec en la que vivía. Los grandes espacios, el jardín de su casa, llegar al trabajo en pocos minutos…

Por el contrario, le impacta la solidaridad que ve a diario en Perú, la importancia que tiene la familia, la cercanía con el mar, la costa, la sierra, la selva, los animales, la diversidad de paisajes que le hace pensar, en cada paseo, que está visitando un país distinto, la comida típica de cada región…

En los planes figura reinstalarse por un tiempo en Quebec, para que su pareja conozca Canadá y a su familia, con la que todavía no se ha encontrado.

Véronique Angers contó su experiencia en diálogo con Luis Laborda.

Categorías: Inmigración y Refugiados
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