El CHIME volvió a captar señales del espacio exterior. Foto: CHIME Experiment.

Científicos canadienses detectan nuevas señales de radio en el espacio

Escuche

Un grupo de científicos canadienses acaba de descubrir nuevas ráfagas de radio provenientes del espacio exterior, de gran potencia, pero cuyo origen aún ha sido imposible determinar.

Estas señales, captadas con el telescopio de CHIME (Experimento Canadiense para el Mapeo de la Intensidad del Hidrógeno, por sus siglas en inglés), podrían brindar a los científicos información invalorable a la hora de indagar más sobre la historia y comportamiento del Universo.

Los paneles del telescopio recorren una porción muy grande del cielo. Foto: CHIME Experiment.

Las señales en cuestión atraviesan el universo de manera continua, pero su duración es de tan sólo algunas fracciones de segundo.

En efecto, a medida que viajan por el espacio, las ráfagas se van “achatando”, es decir, pierden intensidad y duración por lo que, al momento de llegar a la tierra, donde son captadas por los telescopios, son tan breves que sin instrumentos especiales se hace casi imposible estudiarlas.

Las posibilidades de captar las ráfagas es mucho máyor que con telescopios convencionales. Foto: CHIME Experiment.

Por otro lado, los telescopios convencionales sólo son capaces de detectar un número reducido de esas señales, lo que deja a los científicos con muy poco “material” para investigar.

Ventajas
“No es frecuente que los científicos puedan estudiar un fenómeno absolutamente nuevo… Los telescopios convencionales sólo pueden observar una parte muy pequeña del cielo y en un momento determinado. Así que dependen de la suerte para detectar una de esas ráfagas de radio… Creemos que ocurren aproximadamente alrededor de 1.000 veces cada día, pero no sabemos en qué dirección, así que  necesitamos un telescopio que pueda auscultar una gran porción del cielo y así tener la información necesaria para poder comenzar a estudiar el fenómeno”, sostiene la profesora Victoria Kaspi, una de las responsables del proyecto.

Una de las novedades de las recientes “escuchas estelares”, es que las señales captadas no son aisladas, sino que se repiten.

Hasta el presente la presunción más aceptada es que esas frecuencias tienen su origen en explosiones estelares o cataclismos, como los que podrían producirse en el momento del estallido de una supernova, por ejemplo.

Las ráfagas de radio van perdiendo intensidad a medida que se acercan a la Tierra. Foto: CHIME Experiment.

Pero si ese fuera el caso, la pregunta se presenta sola ¿puede una explosión producir varias señales? ¿La presencia de más de una señal, es indicativo de que hay más de una explosión? ¿Acaso habrá que olvidarse las explosiones como fuentes de las ráfagas de radio?

Desde luego, cada vez que se habla de señales provenientes del espacio exterior, la curiosidad nos lleva a plantearnos sobre el origen de las mismas y si existe la posibilidad de que la llamada “inteligencia alienígena” sea su responsable.

El profesor Emmanuel Fonseca respondió a esa duda en una entrevista que publicamos tiempo atrás.

Entonces, reformulamos la pregunta. ¿Qué les permite a los científicos establecer que las ráfagas de radio no son producidas artificialmente?

Canadá se ubica entre las naciones de punta en la investigación espacial. Foto: Chime Experiment.

El investigador sostiene que dado que esas señales pueden ser observadas en todo el espacio, la cantidad de fuentes necesarias para producirlas hace que sea difícil creer que habría igual número de civilizaciones inteligentes que, al mismo tiempo, estuvieran produciendo esas ráfagas con el mero objeto de establecer contacto con nosotros.

Al mismo tiempo, Fonseca reivindica el rol de la investigación espacial y de toda la actividad científica como una forma de conocer más sobre la naturaleza, el universo en el que nos encontramos y mantener el avance de la tecnología.

El CHIME se encuentra en la provincia canadiense de Columbia Británica.

Está compuesto por varios paneles cilíndricos que hacen un “barrido” de una gran porción del cielo, con una capacidad de detección de señales que no posee ningún otro instrumento astronómico conocido hasta el presente.

Emmanuel Fonseca, integrante del proyecto CHIME, nos brinda más detalles, en entrevista con Luis Laborda.

Categorías: Internet, ciencias y tecnologías
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