La muerte anunciada este miércoles por el ejército congolés de Sylvestre Mudacumura, líder de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda, FDLR, la rebelión hutu ruandesa, “es una buena noticia para la paz y la seguridad en la región«, declaró Olivier Nduhungirehe, Secretario de Estado Relaciones Exteriores.
“Con su grupo genocida, las FDLR, él desestabilizaba la República Democrática de Congo, RDC, matando a congoleses y ruandeses (…) Su muerte confirma el compromiso del presidente Felix Tshisekedi de combatir las fuerzas negativas y abre la vía a una nueva era pacífica entre la RDC y los países de la región” Olivier Nduhungirehe.

Felix Tshisekedi durante su discurso de posesión como presidente de la RDC en Kinshasa el 24 de enero 2019. ( Foto: TONY KARUMBA/AFP/Getty Images)
Sylvestre Mudacumura, sobre quien pesaba desde julio de 2012, una orden de detención internacional emitida por el Tribunal Penal Internacional, murió en combate contra el ejército congolés en la noche del martes al miércoles a unos 60 kilómetros de Goma, capital de la provincia Norte-Kivu, en el este de la RDC. Mudacumura estaba acusado de crímenes de guerra cometidos en las provincias de Norte y Sur-Kivu en 2009 y 2010.
La rebelión de las FDLR fue creada por hutus ruandeses refugiados en el este de la RDC después del genocidio de 1994 de los Tutsi en Ruanda, dejó un saldo de más de 800.000 muertos, según la Organización de Naciones Unidas. Los rebeldes se oponían a las autoridades de Ruanda.

Ex combatiente de las FDLR en el Centro de Reintegración y Desmovilización de Motubo, 96 kilómetros al sur de Kigali, capital de la República Democrática de Congo, en marzo de 2019.
(Foto: JACQUES NKINZINGABO/AFP/Getty Images)
Los fundadores del movimiento y cierto número de sus más antiguos combatientes son buscados por la justicia internacional, que los acusa de haber participado de forma activa en el genocidio y las masacres de los Hutus moderados.
Las FDLR no realizaron acciones militares de envergadura en Ruanda desde 2001 y son regularmente acusadas de haber cometido atrocidades contra civiles en las zonas bajo su control en el este de la RDC, de reclutar niños por la fuerza y de saquear pueblos, además de haberse dedicado al lucrativo tráfico de oro y madera.
RCI/AFP/Internet
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