Productos químicos podrían ser la causa de “síndrome de La Habana”

Un soldado cubano durante una operación de fumigación en La Habana, Cuba. (Foto: ©Getty Images/ Yamil Lage)

Texte de Luc Chartrand y Martín Movilla del Programa «Enquête» de Radio-Canada | Adaptación: Paloma Martínez y Pablo Gómez Barrios de RCI.

El misterioso mal que afectó a unos 40 canadienses y estadounidenses, entre diplomáticos y familias de diplomáticos, durante su estancia en Cuba, no tuvo nada que ver con «ataques acústicos», como se creyó en un principio.

Un nuevo estudio, obtenido en exclusividad por el programa de investigación peiodística de la televisión pública canadiense, Enquête, podría barrer con todas las hipótesis emitidas hasta el momento para explicar ese fenómeno. Agentes neurotóxicos utilizados en la fumigación para erradicar los mosquitos podrían ser la causa del mal

La investigación científica

Para comprender los problemas de salud experimentados por los diplomáticos canadienses en los últimos tres años, Relaciones Exteriores de Canadá encargó al Centro de Reparación de Cerebros de la Universidad de Dalhousie en Nueva Escocia, un estudio clínico dedicado exclusivamente a las víctimas canadienses.

Un equipo multidisciplinario de 26 investigadores dirigido por el neurólogo Alon Friedman trabajó en ésta investigación científica, la más extensa realizada hasta la fecha sobre personas afectadas por lo que hoy se conoce como «síndrome de La Habana«.

Dolores de cabeza, pérdida auditiva, problemas cognitivos y pérdidas de equilibrio forman parte de los síntomas que los investigadores de la Universidad Dalhousie, provincia de Nueva Escocia, sometieron a una evaluación exhaustiva gracias a exámenes de imaginería cerebral.

«Los datos compilados apoyan un diagnóstico de lesión cerebral entre los diplomáticos canadienses y sus familias acreditados Cuba» Autores del estudio.

El estudio confirma que el mal del que padecen los 15 canadienses no es imaginario.

Imagen del análisis del cerebro (Fuga de barrera hematoencefálica -BBB Leakage) de un diplomático canadiense antes y después de haber sido expuesto a los agentes neurotóxicos. (Foto: Centro de Reparación del Cerebro de la Universidad Dalhousie)

¿Fumigación excesiva?

El informe contrasta una nueva teoría con todas las que se han presentado hasta la fecha para explicar este «síndrome». Se trataría de una contaminación por un agente neurotóxico.

«El proceso clínico, el tipo de lesión, las regiones del cerebro afectadas (…) así como el contexto de una exposición común han planteado la hipótesis de una exposición a dosis bajas de neurotoxinas«, afirman los científicos.

Y agregan que estos resultados «sugieren fuertemente» una intoxicación con organofosfatos, que son moléculas que se encuentran en los productos de fumigación.

Cuba, como numerosos países tropicales, recurre desde hace mucho tiempo y de una forma rutinaria, a fumigaciones cuyo objetivo es de eliminar a insectos portadores de enfermedades infecciosas.

En entrevista con Radio Canadá, el jefe del estudio de la Universidad Dalhousie, Alon Friedman, establece un vínculo directo con el misterioso mal del que sufrieron los diplomáticos canadienses.

«En 2016 y 2017, cuando los síntomas comenzaron, el gobierno lanzó una vasta campaña de fumigación contra el virus Zika en toda la isla y en particular en las zonas urbanas de La Habana», dice el Dr. Friedman.

El ejército cubano contribuyó en este esfuerzo con camiones que patrullaban la calles periódicamente pulverizando grandes cantidades de insecticidas.

Autoridades sanitarias con la ayuda del ejército cubano fumigan contra el mosquito Aedes aegypti para prevenir la propagación de zika, chikungunya y dengue en una calle de La Habana, el 23 de febrero de 2016. (Foto: ©YAMIL LAGE/AFP/Getty Images)

Cabe señalar aquí que las embajadas recurrieron a sus propias operaciones de fumigación en las residencias y oficinas diplomáticas.

«La Embajada de Canadá acentuó sus fumigaciones hasta 5 veces más que lo acostumbrado en general, para proteger a sus diplomáticos» Alon Friedman, investigador de la Universidad Dalhousie.

Estas operaciones se llevaban a cabo cada dos semanas, afirmaron diplomáticos a los periodistas del programa Enquête.

«Estas dos fuentes combinadas expusieron ciertamente a los diplomáticos canadienses de una forma excesiva«, concluye el Dr. Friedman.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá no quiso responder a las preguntas de Radio Canadá a ese respecto.

Los diplomáticos examinados en la Universidad Dalhousie presentaban en particular, trazas de contaminantes en su sangre meses después de su exposición. Existe entonces una correlación entre los individuos más afectados por los síntomas y el número de fumigaciones que se efectuaron en sus residencias.

Consulte aquí (en inglés) el informe del Centro de Tratamiento de lesiones cerebrales de la Universidad Dalhousie.

A la búsqueda de pruebas sobre «Armas acústicas»

Desde que se reveló públicamente la presencia del malestar misterioso en el verano de 2017, el Departamento de Estado estadounidense planteó la hipótesis de ataques cometidos con un arma no identificada que emite ondas de energía.

Dado que muchas víctimas informaron de ruidos perturbadores e incluso violentos cuando aparecieron los síntomas, se habló de un «arma acústica» en acción o un haz de energía dirigido.

Después se estableció que grabaciones de interferencias sonoras sospechosas realizadas por víctimas estadounidenses resultaron siendo en realidad, los cantos emitidos por una especie de grillo durante el período de apareamiento.

El estudio de la Universidad Dalhousie revela por otra parte, que las famosas «interferencias sonoras» no fueron escuchada por la mayoría de las víctimas canadienses.

Varias hipótesis han surgido sobre la naturaleza de esta arma: ultrasonido, infrasonido, microondas, etc. Pero cada una de ellas enfrenta objeciones técnicas, comenzando por el contexto físico de los lugares asociados con los eventos.

«Eso violaría las leyes de la física» explicó a Enquête el neurólogo Mitchell Valdés Sosa, jefe científrico de la investigación llevada a cabo por el ogbiertno cubano.

«El sonido no puede dañar el cerebro sin destruir la audición. Las microondas no pueden ser dirigidas de una manera que dañe selectivamente el cerebro. Los ultrasonidos tendrían que haberse emitido cerca de la cabeza, ya que se disipa muy rápidamente. Los infrasonidos no pueden ser dirigidos. Así que esta idea de un arma apuntando a alguien en una habitación y pasando a través de las paredes, como algunos diplomáticos han afirmado, no se sostiene científicamente» Mitchell Valdés Sosa

Embajada de Canadá en La Habana, Cuba. (Foto: LA PRESSE CANADIENNE / DESMOND BOYLAN)

¿Histeria colectiva?

Frente a las deficiencias de la teoría de las armas  la hipótesis de un fenómeno de histeria colectiva ha sido evocada y defendida por varios científicos.

Las dolencias experimentadas por las víctimas, se encuentran con frecuencia en la población general y pueden atribuirse a una amplia gama de causas . Además, estos síntomas pueden haber preexistido en las víctimas y ser más notorios en las personas preocupadas por su seguridad en Cuba.

En una comunidad hermética como el cuerpo diplomático, un efecto psicológico grupal es obviamente posible. Esto es aún más cierto en un contexto de alerta como el que prevalece en Cuba, cuando los funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá hablaban de posibles ataques y sus colegas eran evacuados uno tras otro.

Todos estos factores pueden llevar a las personas a estar mucho más atentas a sus síntomas, o incluso a amplificarlos inconscientemente.

«Si la gente cree que está siendo atacada y su gobierno lo confirma, y son evacuados como si estuvieran en un campo de batalla, entonces cualquier síntoma será amplificado» explicó a Enquête el neurólogo Mitchell Valdés Sosa.

Sin embargo, aunque esta dimensión psicológica no se pueda descartar por completo, parece haber desempeñado un papel secundario según los resultados del estudio realizado en la Universidad de Dalhousie.

La invesigación multidisciplinaria hecha en la Universidad Dalhousie fue co-dirigida por la psiquiatra Cindy Calkin. Ella rechaza categóricamente la hipótesis de histeria colectiva.

«Yo entrevisté a casi todos los individuos y no encontré ninguna indicación de desorden psiquiátrico. Un diagnóstico de histeria colectiva necesita que se encuentre una causa médica subyacente y nosotros no encontramos pruebas médicas» Cindy Calkin.

La autopsia de un perro

Los investigadores canadienses practicaron en particular una autopsia cerebral al perro de uno de los diplomáticos afectados que mostró un comportamiento agresivo y sufría convulsiones al final de su estancia en Cuba.

Y el cerebro del animal, eutanasiado después de su regreso a Canadá, presentaba lesiones cerebrales parecidas a las observadas entre los pacientes examinados por el equipo de investigadores. «Seguro que ese perro no sufría de histeria colectiva» ironiza el Dr. Alon Friedman.

Análisis del cerebro del perro de un diplomático canadiense (Foto: Centro de Reparación del Cerebro de la Universidad Dalhousie)

Síntomas relacionados con Cuba

Otro dato importante está relacionado con las víctimas más recientes. Se trata de diplomáticos que sintieron los efectos del síndrome varios meses después del inicio de la crisis. El caso más reciente fue hecho público en diciembre de 2018.

La diferencia con ellos es que fueron sometidos a exámenes médicos y neurológicos antes de viajar a Cuba y a su regreso. De manera que fue posible comparar su condición al regreso con estos datos de referencia. Los casos de estos diplomáticos permiten rechazar la hipótesis de trastornos preexistentes que sólo se identificaron tras la crisis de dichos atentados.

El informe del equipo de Dalhousie, por lo tanto, socava tanto la hipótesis de ataques «acústicos» como la de un fenómeno iniciado por el miedo colectivo a un ataque.

Este estudio, cuyas hipótesis deberán ser examinadas, proporciona por primera vez una explicación respaldada y coherente a este enigma que ha venido perturbando las relaciones entre Cuba, Estados Unidos y Canadá desde hace casi tres años.

Relaciones Exteriores de Canadá estima por su parte que el misterio no se ha resuelto completamente. «Aunque exploremos otras posibilidades, lo cual incluye las investigacioness de la Universidad Dalhousie, todavía no se determinado ninguna causa definitiva de los problemas de salud», escribe el portavoz John Babcock.

La Real Policía Montada de Canadá (RCMP-GRC) por sus siglas en inglés y francés, continúa la investigación en colaboración con las autoridades cubanas.

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