David Saint-Jacques fue el último astronauta canadiense en haber pasado una larga estadía en la Estación Espacial Internacional. Su regreso a la Tierra se hizo el 24 de junio 2019, después de haber pasado 204 días en el espacio, convirtiéndose así en el astronauta canadiense que más tiempo ha pasado en el espacio. Es el tercer quebequense y el noveno astronauta canadiense en haber viajado al espacio.
Todos recordaremos el regreso de David Saint Jacques ese 24 de junio 2019, extraído de la cápsula espacial Soyuz MS-11 y cargado por un equipo especial puesto que no podía caminar. De hecho, ningún astronauta es capaz de caminar al aterrizar porque el cambio es brutal, pasando de la ingravidez total en el espacio a la poderosa fuerza de atracción de la gravedad en la Tierra.
David Saint-Jacques regresó casi inmediatamente de Kazajistán a Texas, donde pasó prácticamente 5 meses con su esposa y sus hijos mientras se readaptaba a la vida sobre la Tierra. Hay que decir que después de un viaje espacial, a su regreso, todos los astronautas que participen en una misión deben hacer informes a distintos equipos y a distintos niveles sobre su experiencia espacial. A los ingenieros y controladores sobre el terreno. Después a sus jefes que toman decisiones a más largo plazo y después a al gran jefe de la agencia espacial.

David Saint-Jacques frente a un modelo de la Estación Espacial Internacional en la sede de la Agencia Espacial Canadiense. (Foto: THE CANADIAN PRESS/Ryan Remiorz)
Pero lo más difícil en el proceso de readaptación es la recuperación del equilibrio. “Es como estar borracho sin haber consumido alcohol, porque eres incapaz de mantenerte de pie”. Un proceso que dura 2 o 3 días, dice el astronauta. Sin hablar de la exposición a la radiación en el espacio, que provoca problemas de salud.
Es la lotería del cáncer. Porque en la Tierra estamos protegidos de la mayoría de las radiaciones ionizantes por el campo magnético terrestre y la atmósfera. Pero cuando estamos en órbita estamos más expuestos. La órbita de la Estación Espacial no es demasiado lejos y todavía estamos protegidos por el campo magnético y no estamos “completamente desprotegidos” en el espacio. Pero estamos alrededor de 10 veces más expuestos. Seis meses en el espacio es el equivalente 10 años de exposición a la radiación. Es la lotería de sufrir un día de cáncer.

(Foto: THE CANADIAN PRESS/Paul Chiasson)
Pero muy a pesar de ese riesgo, que el astronauta llama una lotería, él dice que vale la pena. Recordemos que David Saint-Jacques, además de ingeniero y astrofísico, es médico. Razón por la cual se convirtió él mismo en su propio “conejillo de Indias”. Él explica que se cambiaban de rol entre los 3 astronautas con los que pasó 6 meses en la Estación Espacial Internacional, para los análisis de sangre y otras pruebas.
“Y lo que es fascinante, de lejos, es que nos podemos adaptar a ese medio. Es asombroso. No evolucionamos con eso en nuestro espectro de entorno de vida. Y por tanto era muy incómodo al principio. Es simpático flotar, pero no da náuseas y es desorientador. Es desesperadamente desorientador. Pierdes todas las referencias, pero te acostumbras. Y después de un mes, más o menos, yo estaba completamente funcional. Es como si hubiera nacido así».

David Saint-Jacques en la sede de la Agencia Espacial Canadiense. (Foto: THE CANADIAN PRESS/Ryan Remiorz)
La increíble capacidad de adaptación del cuerpo humano es lo que más sorprendió al astronauta quebequense relacionada también a la extraordinaria calidad de ingeniería detrás de la máquina para volver ese entorno mortal, confortable. Lo curioso, dice Saint-Jacques, es que estaban muy confortables pero estaban a un paso de estar inconfortables.
Recordemos también que el astronauta es padre de 3 niños. Dos varones. Uno de 8 años y otro de 6 años y una niña de 3 años. Un colega de la radio francesa le preguntó si sus hijos eran conscientes de lo que él ha logrado. David Saint-Jacques respondió que cada niño es diferente y que los más jóvenes no, pero el más viejo sí.
Mi hijo de 8 años comprende muy bien. Se recuerda muy bien. Toda su vida se va a recordar muy bien de toda la misión, de la preparación, el lanzamiento. Ellos vieron todo eso. El más viejo comprende los planetas, las órbitas. Para el de 6 años es más abstracto y por naturaleza está más dedicado a sus cosas. Y lo impresionó menos.
Saint-Jacques dice que su hija de 3 años es para él como su barómetro de lo que quiere decir entrenarse para una misión espacial, porque cuando ella nació él había sido asignado y se encontraba en entrenamiento en Moscú. “Para ella, yo era un personaje en la tableta de su madre” y él no dice eso porque encuentre que es catastrófico, no es negativo para ella, pero fue perturbador para él mismo como padre darse cuenta que cuando lo recibió en Houston a su regreso a Tierra, ella tenía 3 años y al verlo, se volteó hacia su madre y le preguntó ¿Es papá? Es como un niño que va a Disneylandia y se encuentra con el ratón Mickey. Pero aprendieron a conocerse, agrega el astronauta.

David Saint-Jacques. (Foto: THE CANADIAN PRESS/Ryan Remiorz)
La misión espacial que cumplió es muy importante para David Saint Jacques y tuvo varios impactos profundos. Entre otros ver la Tierra desde la Estación Espacial Internacional. Como científicos todos sabemos que la Tierra es una esfera que flota en el espacio y que es frágil. Pero que cuando la ves es impactante. El astronauta David Saint-Jacques dice que siente como un llamado o una vocación que lo impulsa a hacer algo por ella. Protegerla y ayudarnos a salir de los problemas que nos causamos nosotros mismos solo por una falta de perspectiva.
El segundo aspecto es que fue tan asombroso de sentirse en su escafandra en órbita, confortable y decirse que si se sentía confortable allí es porque miles de personas en la Tierra, minúsculos seres humanos vistos desde el espacio, cuya imaginación tiene un alcance infinito, lo habían hecho posible. La imaginación humana, la colaboración humana, la ambición humana no tiene fronteras. Puede realizar cosas terribles pero también puede realizar cosas extraordinarias. Y que entonces, el problema de salvar el planeta del cual hablamos constantemente, él está convencido que somos capaces y que solo tenemos que decidirnos a hacerlo, concluye el astronauta David Saint-Jacques.
Patrick Masbourian entrevistó a David Saint-Jacques.
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