Carolina Schmidt, ministra de Medioambiente de Chile y presidenta de la COP25 en Madrid, el 15 de diciembre 2019. (Foto: OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images)

Con insatisfacción general y pobre resultado termina la COP25 en Madrid

Después de dos días adicionales, terminó en Madrid, España, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP25, con piadosas intenciones para aumentar la lucha contra el cambio climático y cumplir con el Acuerdo de París, pero sin un verdadero consenso sobre la regulación del mercado de carbono, lo cual, en principio, se debe resolver en la COP26, que se llevará a cabo en Glasgow, Escocia, en el 2020.

Recordemos que la presidencia y organización de esta vigésima quinta cumbre había sido otorgada a Chile en la pasada Cumbre de Katowice, Polonia, en 2018. Pero el estallido social de mediados de octubre en este país sudamericano obligó a los organizadores cambiar de sede y realizarla en Madrid. Chile presidió la cumbre de la COP25 en Madrid y la organización de la misma estuvo a su cargo. El nombre oficial del evento fue actualizado para que englobara el país organizador y la nueva sede de la conferencia.

Podemos decir que la COP 25 comenzó de mal pie y los resultados de la misma dejan mucho que desear y sobre todo mucha decepción. La COP25 pasará a la historia como la Cumbre más larga hasta el momento, puesto que debido a los débiles niveles de ambición que se obtuvieron durante las dos semanas de negociaciones, se debió prolongar la conferencia de 42 horas.

Carolina Schmidt, ministra de Medioambiente de Chile y presidenta de la COP25, declaró que la conferencia terminó con sensaciones encontradas. “Con esperanza de que juntos podemos lograr grandes cosas, como lo hizo Chile con España sacando esta COP en tiempo record. Pero aún no están los consensos para aumentar la ambición de los niveles que necesitamos”, dijo durante la clausura de la COP25.

«Nunca eres demasiado pequeño para hacer la diferencia», dice la pancarta de esta manifestante en Madrid. (Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP via Getty Images)

En entrevista con el programa matutino de la radio francesa de Radio Canadá, Claude Villeneuve, biólogo, especialista de los cambios climáticos y profesor en la Universidad de Quebec en Chicoutimi, declaró que a su juicio, los resultados de esta cumbre son decepcionantes.

CUMBRE DECEPCIONANTE

Es en efecto muy decepcionante que los países no logren entenderse. Y la razón que yo veo detrás de eso es un poco como un grupo de tramposos que inventan un juego en el que se supone que todos deberían ser honestos. Y lo digo con toda humildad política, porque no tengo formación en ese campo, pero comprendo más allá de las discusiones y de la fórmula de la COP, que nos encontramos todavía en una visión del Estado-nación que data del Siglo XVIII.

Esta visión impide abordar de frente el problema climático y planetario porque el Estado-nación es soberano en su territorio y sobre su población. Razón por la cual, teóricamente no se tiene el derecho a interferir en los asuntos internos de las otras naciones. Y los acuerdos internacionales son en general más bilaterales que multilaterales. Cabe señalar aquí que cerca de 200 países participaron en esta COP25.

Por otra parte, es posible que los países puedan firmar acuerdos particulares. Pero en este contexto nos encontramos frente a algo que está infinitamente y profundamente asociado con la economía, como es la energía. Ochenta por ciento de la energía primaria sobre el planeta proviene de carburantes fósiles. Entonces, en grandes líneas, no es necesariamente evidente cambiar de régimen de un golpe o convertirse en vegetariano cuando se ha sido siempre carnívoro. Pero mal que bien, ha habido progresos, dice el profesor Claude Villeneuve.

A PESAR DE TODO HA HABIDO PROGRESOS

En cuanto a los progresos por ejemplo, nadie habla mucho pero Estados Unidos bajó sus emisiones de 11% desde 2005. En 15 años. Es una reducción que es muy significativa. Comprendemos que una parte de esta reducción viene de la deslocalización de ciertas actividades, pero otra parte viene del cierre de las centrales eléctricas que funcionan con carbón. Los progresos en Canadá son mucho más lentos por razones de incapacidad o de esquizofrenia política. Que hace que la mano derecha subvenciona carburantes fósiles mientras que la mano izquierda dice que hay que plantar árboles.

Fabio Mendes Marzano. Secretario de Asuntos de Soberanía Nacional y Ciudadanía de Brasil, en la COP25 de Madrid. (Foto: OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images)

Para el gobierno canadiense, por lo menos en el discurso, nos encontramos en 1972. Es decir, que se habla de reconciliación entre economía y medioambiente, mientras que el desarrollo durable es muchísimo más complejo que la simple reconciliación entre la economía y el medioambiente.

Y uno de los elementos ineludibles es de tener un precio universal sobre el carbono. Este mercado es una herramienta pero no es la herramienta ideal. Fue privilegiado por los estadounidenses en 1997 durante el Protocolo de Kyoto, pero hay que ir más lejos. Es decir que deberíamos contar con 3 herramientas y en la actualidad saltamos las 2 primeras. Una vez implementadas estas dos herramientas, se puede aplicar el mercado del carbono, dice el biólogo de la Universidad de Quebec en Chicoutimi.

SE DEBERÍA CONTAR CON 3 HERRAMIENTAS

La primera sería una tarificación universal que hace que si usted emite una tonelada de CO2 o tala árboles, poco importa dónde lo haga, usted tiene que considerar ese elemento y rendir cuentas sobre sus emisiones. En segundo lugar hay que pagar por intermedio de un impuesto nacional. Y si el país por cualquier razón, que sea Brasil, Indonesia o Canadá, decide por una razón de política interna, reducir ese impuesto por debajo del precio mundial, que se pueda recolectar en la frontera de una forma tal en que no se convierta en una ventaja comparativa.

El razonamiento detrás de este proceso es que si usted o yo, compramos un computador fabricado en China o en cualquier otro lugar y que para su fabricación y su viaje hasta nuestras manos se produjeron 200 kilos de gases con efecto invernadero, entonces usted o yo tendríamos que ser capaces de pagar los 200 kilos de emisiones de gases que produjo su fabricación si los chinos por ejemplo, no las pagaron. No hay que perder la pista de esto y después entraría en cuenta el mercado del carbono, concluye Claude Villeneuve, biólogo, especialista de los cambios climáticos y profesor en la Universidad de Quebec en Chicoutimi.

Carolina Schmidt, ministra de Medioambiente de Chile y presidenta de la COP25 en Madrid, el 15 de diciembre 2019. (Foto: OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images)

Con respecto a las emisiones gases con efecto invernadero, como lo enunciaba el profesor que la Universidad de Quebec en Chicoutimi, uno de los problemas de la COP 25 que acaba de terminar en Madrid, es que fue imposible llegar a un acuerdo en lo que se refiere al artículo 6 del Acuerdo de París que se refiere justamente a los mercados del carbono.

El desarrollo de estos mecanismos de intercambio de derechos de emisiones ya había fracasado en la COP24 de Katowice, Polonia y se había decidido que este problema se resolvería en la COP25. Y evidentemente, ese no fue el caso.

“Estoy decepcionado con los resultados de la  COP 25. La comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y financiamiento para enfrentar la crisis climática. Pero no debemos rendirnos y no me rendiré”, dice Antonio Guterres, Secretario General de la ONU en su cuenta Twitter.

Por su parte, la joven activistas sueca Greta Thunberg, volvió a arremeter contra los líderes mundiales, durante su aparición en la cumbre sobre el cambio climático COP25 y pidió acciones concretas contra los males que aquejan al planeta.

RCI/Radio Canadá/elpais.com/merca2.es/france24.com/unfcc.int

Categorías: Internacional, Medioambiente y vida animal, Política
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