El profesor de filosofía y ecología Gregory Mikkelson, enseñaba en la Universidad McGill desde hace 18 años. Él decidió presentar su renuncia porque la Universidad se negó varias veces a dejar de invertir en la industria de los hidrocarburos. En su carta de renuncia, Gregory Mikkelson dice que “en buena conciencia no puedo más seguir trabajando para una organización tan intratablemente comprometida con la industria de las energías fósiles”.
Gregory Mikkelson pidió 3 veces a la Universidad que retirara sus inversiones de las energías fósiles y McGill se negó una vez más el mes de diciembre pasado. “A la luz de esta situación, decidí encontrar una organización que sea más democrática y más sensiblemente comprometida a salvar el planeta”, dice Mikkelson. A su parecer y de todo el movimiento ecologista, la extinción de las especies animales, la acidificación de los océanos, los incendios forestales, las inundaciones, las sequías existe y son una realidad que no se puede ignorar.
Cuestionada con respecto a esta renuncia, Cynthia Lee, portavoz de McGill afirma en un correo electrónico que “La Universidad está determinada a reducir la huella de carbono de sus inversiones, incluyendo los de la industria de las energías fósiles” Estas inversiones representan 8.7% de sus inversiones evaluadas en 1.700 millones de dólares.
Divest McGill (Foto: Facebook Divest McGill)
Para Annabelle Couture-Gillet, estudiante a la licenciatura en Filosofía y Ecologia McGill y miembro del grupo Divest McGill que milita por la desinversión de los fondos de McGill en las industrias fósiles, la renuncia del profesor Mikkelson es una gran pérdida para la Universidad y espera que este gesto les permita reflexionar sobre la división que existe entre la administración de la Universidad y el Consejo que toma las decisiones y la comunidad por la que toman esas decisiones. Para ella, su renuncia es una gran pérdida.
El profesor Mikkelson ha hecho mucho, no solo a través de su investigación sino a través de su implicación de su activismo para generar intercambios, provocar debates y para llevarnos a tomar acciones. Entre otras cosas fue miembro del Senado de la Universidad y como tal sometió a votación en apoyo a la desinversión en las energías fósiles. Ha hecho mucho.
Divest McGill
Divest McGill es una campaña de justicia ambiental que pide a la Universidad MCGill que reconozca y tome en cuenta la urgencia de actuar frente a la crisis climática retirando las inversiones de sus fondos de la industria de combustibles fósiles. Pero Dives McGill es también un grupo de 150 estudiantes que en los últimos 7 años, ha dedicado tiempo y energía en la investigación, educación y movilización para exigir lo mejor de su universidad.
Más específicamente lo que pedimos es que la universidad cese de meter la cabeza en la arena y retire sus inversiones de las petroleras, de la industria de gas y de carbón, porque son energías que son simplemente irreconciliables con un futuro viable, no solo desde el punto de vista ambiental y climático sino social.
Divest McGill (Foto: Facebook Divest McGill)
Las inversiones de McGill
Según un informe del comité encargado de opinar sobre los temas de responsabilidad social en el seno del Consejo de gobernadores, los riesgos financieros de una desinversión son demasiado elevados. Como lo mencionábamos anteriormente, las inversiones de McGill suman alrededor de 1.700 millones de dólares y de ese monto, 8.7% está invertido en el sector energético, lo que equivale a una inversión de casi 148 millones de dólares.
Por otra parte, el comité hace valer que las opciones de inversión, si se excluyen los hidrocarburos de la cartera de fondos, serían demasiado limitadas. La conclusión del informe del comité es que existen maneras más eficaces de cuidar el medioambiente.
Los objetivos de McGill
McGill tiene objetivos precisos en materia de impacto ambiental. Su plan de acción 2017-2020, titulado “Visión 2020” tiene como objetivo la reducción de 58% de sus emisiones de gases con efecto invernadero antes del 2025 y afirma de entrada que la universidad hará todo lo que esté a su alcance para ser neutra en sus emisiones de carbono.
Desinvertir sería un gesto “más claro y más audaz” dice el profesor Gregory Mikkelson. Él estima que el plan de la universidad para alcanzar sus objetivos sigue siendo hasta ahora vago e impreciso y mantiene que sería un gesto importante para una organización que tiene esas ambiciones y que aspira a dar el ejemplo.
El ejemplo de otras universidades
Las inversiones responsables y las desinversiones de las energías son cada vez más populares entre las universidades canadienses. De hecho, existe un movimiento pan canadiense desde 2012 para la desinversión y desde hace 3 años está obteniendo resultados.
En Vancouver, después de una huelga de hambre de varios estudiantes, la Universidad de Columbia Británica, UBC, prometió retirar sus inversiones de las energías fósiles tal como lo hicieron ya la Universidad de Ottawa, la Universidad Laval de Quebec, la Universidad de Quebec en Montreal y la Universidad Concordia. En la actualidad, unas 50 universidades estadounidenses prometieron ser carbono neutras en sus carteras de fondos.
“Cuando McGill se deshaga de su inversiones en ese sector, puesto que McGill es el Alma mater del actual Primer ministro de Canadá, entonces estaremos enviando una fuerte señal política”, concluye Gregory Mikkelson.
RCI con informaciones de Louis-Gabriel Parent-Belzile/Sébastien Desrosiers/ Radio Canada/lapresse.ca/divestmcgill.com/Internet
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