Qapik Attagutsiak y otros miembros de su comunidad en el Lejano Norte jugaron un papel esencial durante la Segunda Guerra Mundial al recolectar voluntariamente huesos y cadáveres de animales, que luego se enviaron al sur de Canadá para convertirlos en municiones, pegamento para aviones y fertilizantes.
En total, se recogieron millones de kilos de material en todo Canadá para ayudar al esfuerzo de la guerra. Qapik originaria de la comunidad de Arctic Bay, es la última sobreviviente conocida que participó en este esfuerzo de recolección de huesos en el Ártico durante el conflicto bélico.
Este lunes fue homenajeada por su contribución.
La ceremonia conmemorativa se llevó a cabo en el Museo Canadiense de Historia en Ottawa ante una audiencia de varios cientos de invitados, incluyendo miembros de la comunidad local, dignatarios y estudiantes.
El evento contó con el auspicio del anciano Simon Brascoupé de la Primera Nación Kitigan Zibi Anishinabeg, también con cantos de garganta tradicionales y con bailes con tambores por parte de jóvenes inuits, así como con la presentación de un gran inunnguat (una figura con forma humana parecida a un inukuk) en honor a Qapik cubierto con dibujos hechos por los niños de la escuela local.
¿Quién es Qapik?
Desde coser la ropa, pasando por construir ventanas transparentes para los iglús con intestinos de las morsas, hasta convertirse en partera a la edad de 18 años, Qapik Attagutsiak adquirió muchas habilidades desde una edad muy temprana.
En julio de 2018, Parques de Canadá grabó la voz de Qapik mientras relataba los recuerdos de su vida y cómo ella y otros miembros de las comunidades del Ártico Oriental vivieron la Segunda Guerra Mundial. Los detalles de sus relatos eran, hasta ese momento, desconocidos, incluso para sus propios hijos. (Lea extractos de esos relatos aquí abajo)
Hoy en día, como Anciana, sigue contribuyendo a su comunidad. Se involucra activamente en transmitir sus habilidades y comparte su conocimiento para inspirar a las generaciones más jóvenes de Arctic Bay a abrazar su patrimonio natural y cultural.
En sus propias palabras
» Cuando me ven, podrían pensar que nunca viví ninguna dificultad, pero las he tenido. Como ustedes las vivirán. Por eso, deben aprender a aceptar y a celebrar la ayuda mutua y quienes somos. Tenemos que ayudarnos mutuamente aunque haya muchas batallas que librar, siempre habrá esperanza y solidaridad.»
En los siguientes extractos, se pueden leer algunos de los relatos que Qapik Attagutsiak compartió con la dirección del proyecto Hometown Heroes/Héros de chez nous de Parcs Canada. En el que sigue, ella describe la primera vez que oyó hablar de la Segunda Guerra Mundial en 1940:
«Oímos hablar de la gente en la Guerra Mundial, de que podrían estar desplegando soldados que saltarían de aviones… los inuits tienen miedo de matar a otros humanos. Teníamos miedo de que nuestros maridos murieran si se encontraban con alguien que hubiera saltado de un avión. Pensamos que nunca volverían. El sacerdote católico nos habló de la Guerra Mundial. Después de que los perros se enfermaran. Esta era la zona a la que solíamos ir todos los años para la caza de morsa que se llamaba Qaiqsunik [en Foxe Basin]. Aunque estábamos allí específicamente para cazar morsa, los perros empezaron a morir uno tras otro», explica.
Qapik también explicó que recogió los restos de sus perros de caza:
«Cuando el hielo del mar se rompió, los perros muertos que flotaban alrededor fueron arrastrados por el hielo a la deriva.Cuando nos deshicimos de los restos de los perros, nos dijeron que teníamos que recuperar los huesos porque el ejército quería que los inuits hicieran algo para hacer humo. [No había ninguna palabra inuktitut para los explosivos] Sólo oímos hablar de humo; no sabíamos qué estaba pasando. Nos enviaron bolsas grandes. Nuestro difunto abuelo Ullalaaq – el líder de Igloolik en ese momento – fue quien empacó los restos. Nosotros, los más jóvenes, le llevábamos las sobras a él. Nuestro abuelo solía empacarlas en grandes bolsas de red», agrega. Ella los describe como bolsas que pueden contener 125 libras (57 kg).»
Explica que en su campamento se recogieron huesos de morsa, focas y perros. Sólo los miembros adultos de su campamento recogieron los huesos (había varios campamentos en una comunidad) llenando unas tres bolsas al día durante una semana completa.
«Recogería los huesos con ellos. Estábamos terriblemente asustados», explicó Qapik, «[los huesos] estaban llenos de sangre y aunque había carne en los huesos, no nos molestaba, aún así los empaquetamos. «Recuerda que le temía a los gusanos en los apestosos cadáveres, y añadió: «Supongo que valió la pena, siempre y cuando ganáramos». También se han recogido huesos de animales de otras comunidades del Ártico oriental, dice. «Creo que lo hicimos en los campos pequeños. Creo que todos lo hicimos.»
La Hudson’s Bay Company tenía un sistema de envío para entregar suministros y materiales de construcción a las comunidades del norte. Las bolsas se cargaban en pequeños barcos o goletas como si fueran «retornos». Luego los barcos procedían al gran buque de vapor al que transferían su carga, el RMS Nascopie, que transportaba la carga de cadáveres de animales como carga de cubierta hacia el sur, a puertos industriales como Montreal o Halifax.
Al final de las hostilidades en Europa, Qapik explica que el sacerdote le dijo, a través de un inuit : «Hicieron humo con los huesos que cosechamos y [los aliados] ganaron. Los alemanes perdieron a la mayoría de su gente. «Aliviado, dijo, «Dejamos de pensar en ello de inmediato.»
Héroes de la Comunidad
Organizado en colaboración con las Fuerzas Armadas Canadienses y el Museo Canadiense de Historia, esta celebración forma parte del proyecto Hometown Heroes / Héros de chez nous, una iniciativa comunitaria para honrar a mujeres y hombres, miembros de las Fuerzas Armadas canadienses o civiles, que contribuyeron al esfuerzo bélico de Canadá durante las Guerras Mundiales.
En el caso de Qapik, el proyecto Héroes de la Comunidad dice querer compartir con los canadienses la historia no contada de cómo los inuits de las comunidades de Nunavut, incluyendo Qapik contribuyeron a la historia del país.
Recordemos que la Segunda Guerra Mundial representa un evento importante en la historia de Canadá. Entre 1939 y 1945, más de un millón de hombres y mujeres canadienses sirvieron en uniforme, y millones más contribuyeron.
RCI con informaciones de Parcs-Parks Canada / Gobierno de Canadá / APTN / CNW
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