Muchas personas pueden vivir el aislamiento como una experiencia difícil de soportar. Foto: iStock.

La “cuarentena” como gesto de solidaridad social

Desde casi el inicio del brote de coronavirus, las autoridades apelaron al recurso conocido como “cuarentena”, con la finalidad de impedir que las personas infectadas con el mal entrasen en contacto con individuos sanos, expandiendo el alcance de la enfermedad.

El término cuarentena, que en su sentido más laxo significa un período de tiempo de 40 días, generó rápidamente preocupación en la población, autoridades y sectores comerciales, ya que un aislamiento forzoso de esa duración, aplicado a una población numerosa, implica la puesta en juego de muchos recursos y logística compleja, además de la posibilidad de un daño mayor a la vida social y a la actividad comercial.

Pronto quedó en claro que si bien se apelaba a la vieja denominación para referirse a un aislamiento impuesto, el mismo no sería de tanto tiempo y, actualmente, este se extiende por el período que se supone que la enfermedad tarda en cumplir su ciclo en caso de contagio, es decir, aproximadamente 2 semanas.

Aislar a los pacientes afectados es sólo una parte de la estrategia. Foto: iStock.

Cómo se originó la medida

La primera noticia que se tiene de la denominada cuarentena se remonta a la Edad Media, en ocasión de la Peste Negra, que durante un plazo de 3 años, a mediados de los años 1300, cobró la vida de casi 50 millones de personas en Europa.

Ante la propagación del mal, la primera respuesta de las autoridades fue expulsar de los centros urbanos de entonces a las personas contagiadas.

Fue la antigua ciudad de Ragusa, hoy en territorio de la actual Croacia, la que decidió aplicar una técnica de aislamiento que consistía en la inmovilización de la población afectada, restringiendo sus desplazamientos a un área cerrada, por el período de 30 días.

El procedimiento fue adoptado rápidamente en otros sitios de Europa y extendido a 40 días, cuando se generalizó la denominación de cuarentena, a partir de la expresión italiana “quarantino”.

El el Medioevo se comenzó a aplicar el confinamiento como medida preventiva: Foto: iStock.

Coronavirus y cuarentena

Cuando a finales de diciembre de 2019 médicos chinos advirtieron a las autoridades de su país sobre una seguidilla de contagios de neumonía, los responsables no parecieron darle importancia al asunto y acusaron a los profesionales de la salud de provocar alarma entre la población.

Con el desplazamiento de millones de personas por todo el país, debido a las celebraciones del Año Nuevo Chino, se aceleró el contagio de un mal que los expertos catalogaron rápidamente como una nueva variante del coronavirus, desconocida hasta el momento. De allí que la llamaron COVID-19.

Tras las primeras vacilaciones, los responsables chinos ordenaron la puesta en “cuarentena” de toda la población de la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, considerada el epicentro del contagio, a partir de la manipulación de animales que eran sacrificados en un mercado, para la venta al público.

En la actualidad, los expertos internacionales y la propia Organización Mundial de la Salud sostienen que fueron medidas drásticas, como las del aislamiento de millones de habitantes en Wuhan, las que permitieron que en China los contagios del coronavirus se encuentren ya en baja.

Personas dejan distancia mientras esperan ser atendidas en un comercio. Foto: REUTERS/Vincent West

La reacción de Canadá

Los primeros contagios de canadienses con coronavirus se remontan a los cerca de 60 pasajeros que estaban varados en el crucero Diamond Princess, en el mes de febrero, que tras la confirmación de los casos a bordo quedó varado frente a las costas de Japón.

A partir de allí, el gobierno del primer ministro Justin Trudeau implementó medidas de repatriación de esos y otros pacientes, que tras ser trasladados al territorio canadiense quedaron alojados y aislados en la base militar de Trenton, en Ontario.

Un crucero que se convirtió en encierro de lujo para cientos de pasajeros: Foto: REUTERS/Kim Kyung-Hoon

Tras los 14 días de encierro y diversos análisis médicos, las personas a las que se les constató la recuperación comenzaron a salir de su “cuarentena”.

Días atrás, el jefe del gobierno de Canadá sorprendió al anunciar que se colocaba bajo “aislamiento preventivo voluntario”.

La medida fue adoptada por el mandatario luego que las pruebas de laboratorio confirmaron que su esposa, Sophie Grégoire, había resultado contagiada, presuntamente durante un viaje reciente al Reino Unido.

El transporte público es visto como uno de los lugares de mayor riesgo de contagio. Foto: iStock.

A escala mundial

Ante la rápida propagación del virus, que ya superó los 200.000 casos en todo el mundo, la prevención basada en el aislamiento es la medida aplicada por los diferentes gobiernos.

En la mayoría de los casos, así como en Canadá, las autoridades recomiendan evitar los desplazamientos, sobre todo al extranjero, y llaman a los residentes permanentes a volver cuanto antes a sus países de origen.

Menos estricto, pero priorizado también, se aplica el llamado “distanciamiento social”, que consiste en reducir los contactos entre las personas a aquellos considerados esenciales.

Evitar los desplazamientos innecesarios, otra de las claves para combatir al virus. Foto: iStock

El distanciamiento social puede tener un alto impacto positivo en detener el avance de infecciones como el coronavirus, mediante la modificación de los comportamientos sociales, básicamente al cortar o reducir los encuentros con otras personas en los ámbitos laborales, de estudios y en diversas ocupaciones o acciones que llevamos a cabo regularmente.

La misma Organización Mundial de la Salud, en ocasión de un brote de gripe en Mongolia en 2012 recomendó el aislamiento social entre otros procedimientos, diciendo que “las medidas de distanciamiento social podrían tener un impacto de mitigación notable si se introducen en esta fase y se aplican durante varias semanas. En las regiones de ingresos bajos como Mongolia, el distanciamiento social podría ser más eficaz que el uso de antivirales a gran escala”.

Aislamiento como gesto solidario

Toda persona afectada, con síntomas o que proviene de un lugar considerado de alto riesgo está obligada a cumplir la llamada “cuarentena”.

Se trata de un gesto que involucra la responsabilidad social, evitado poner en riesgo a las personas del entorno e impidiendo ser vehículo para que la enfermedad se siga esparciendo.

Según los especialistas, un paciente afectado de gripe común puede contagiar a 1 o 2 personas, mientras que un enfermo de coronavirus puede infectar a cerca de 4 o más individuos sanos.

Aislarse ahora, para recuperar la vida normal pronto. Foto: iStock.

El potencial de contagio del mal es lo que ha hecho que la cantidad de casos se reproduzca de manera tan acelerada y se expanda geográficamente.

La ausencia de una vacuna, que los expertos chinos parecen estar a punto de lograr, obliga a medidas de prevención que sirvan como barreras para el contagio.

La otrora cuarentena o aislamiento, como parece más adecuado llamarla en la actualidad, se presenta como la medida más adecuada, efectiva y razonable para vencer al coronavirus.

Fuentes: OMS / Radio-Canada / NewScientist / Periódico El Español / Internet

Categorías: Salud
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