La producción de petróleo a partir de las arenas bituminosas de Alberta es uno de los procedimientos más caros y más contaminantes en esta industria. La caída de los precios del petróleo ha hecho inviable la explotación comercial de estas arenas. (Foto: CBC)

Aumenta oposición a financiar un rescate de las arenas bituminosas de Alberta

Como resultado de la masiva caída de la demanda de combustibles debido a la pandemia, a lo que se sumó la brutal guerra mundial de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita, la industria petrolera canadiense se encuentra al borde de la bancarrota. Ante esta situación, unos 265 académicos firmaron el 25 de marzo una carta pidiendo al gobierno de Canadá que no se invierta dinero del Estado para rescatar a la industria del petróleo y el gas en respuesta al Covid-19, citando como uno de sus argumentos que es una locura apoyar a esta industria, tomando en cuenta la enorme deuda medioambiental debido a la contaminación que causa la explotación petrolera.

A esta oposición se sumaron dos líderes de la oposición que esta semana pidieron que Ottawa no gaste un solo dólar en la industria de los combustibles fósiles y que deje que este sector cese definitivamente sus actividades.

En Canadá, la líder parlamentaria del Partido Verde, Elizabeth May, destacó que los gobiernos del mundo deberían utilizar la pandemia y sus consecuencias económicas como una oportunidad para reorganizar la industria energética y encontrar otros empleos para los trabajadores de este sector.

La líder parlamentaria del Partido Verde de Canadá, Elizabeth May pide que Ottawa no invierta fondos en las petroleras canadienses y que se financie solamente la transición de los trabajadores se este sector hacia otras industrias. (Foto: Canadian Press /Chris Wattie)

Por su parte, el líder del Bloc Québécois, Yves-François Blanchet, dijo que las arenas bituminosas de la provincia de Alberta están condenadas y que el dinero del Estado debería ser usado para apoyar fuentes de energía renovable en lugar de proyectos como la expansión del oleoducto Trans Mountain.


«Siento una profunda pena por la gente que cree que el sector petrolero se va a recuperar. No lo hará. El petróleo está muerto y es muy importante que haya sólo fondos de transición para la gente que trabaja en este sector.»

Elizabeth May, líder del Partido Verde de Canadá.


El líder del Bloque Quebequense, Yves-François Blanchet, manifestó su acuerdo con los comentarios de May, diciendo en francés que la industria de petróleo ya nunca volverá y que poner más dinero en ese negocio es una muy mala idea.

Blanchet también destacó que producir petróleo en Alberta es muy costoso en las condiciones actuales y que el gobierno federal no debe apoyar a negocios que no serán autosuficientes en el futuro. «Está claro que no hay un futuro a largo plazo para ese tipo de industria, así que ayudémosles a encontrar otro camino, algo que sea más ecológico», dijo.

Interrogado sobre si el sector petrolero debería ser dejado a su suerte, el líder federal del Nuevo Partido Democrático, Jagmeet Singh, fue menos explícito, señalando que habrá que tomar «decisiones difíciles» en los años venideros. «Sé que el futuro son las fuentes de energía renovable y que necesitamos invertir más en economías sostenibles que reduzcan nuestras emisiones», dijo.

Aunque Ottawa ha impulsado una economía más «verde» y ha puesto en vigor un impuesto a las emisiones de carbono, que es un impuesto que busca reducir la contaminación medioambiental, el gobierno del primer ministro Justin Trudeau ha apoyado algunos explotaciones petroleras y gasíferas.

El ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau, llevó a cabo en 2018 la compra del proyecto petrolero Trans Mountain, pagándole a la transnacional Kinder Morgan Energy Partners alrededor de 4.500 millones de dólares de los fondos públicos, y desde entonces ha invertido miles de millones en su expansión.

El Primer Ministro canadiense Justin Trudeau con el ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau. En 2018, el Gobierno de Canadá compró el controvertido proyecto de oleducto Trans Mountain a un precio de 4.5 billones de dólares. (Foto: Canadian Press /Sean Kilpatrick)

Abogando en favor del cierre definitivo de parte de la industria petrolera canadiense, Elizabeth May recordó que en otras ocasiones las autoridades de gobierno ya han llevado adelante el cierre ordenado de las principales industrias, citando como ejemplos la decisión de Quebec de poner fin a la producción de amianto y el colapso de la pesca de bacalao en Terranova y Labrador. Según May, el gobierno de Trudeau puede hacer lo mismo con las arenas bituminosas de Alberta.

En 2018, el sector de la energía representaba el 10,6% del producto interno bruto (PIB) de Canadá, y el petróleo y el gas representaban el 5,6% de esa cifra. Según el Ministerio de Recursos Naturales de Canadá, el valor de las exportaciones de esta industria alcanzó los 132.200 millones de dólares ese año.

Canadá es el quinto productor mundial de petróleo, y posee una de las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Sin embargo, una de las principales reservas en Canadá son las arenas bituminosas de Alberta, cuyo petróleo es uno de los más caros de producir en el mundo y también es uno de los más contaminantes.

El Primer ministro de Alberta, Jason Kenney.
(Foto: THE CANADIAN PRESS/Todd Korol)

Alguien que no apreció las declaraciones de los líderes políticos fue Tim McMillan, presidente de la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo (CAPP). Él dijo que hablar de poner fin a la producción de petróleo es una «fantasía» porque el mundo todavía depende de los productos petrolíferos.

McMillan dijo que May y Blanchet han abandonado un enfoque pragmático para adoptar ideas impulsadas por elementos «marginales» que no son apoyados por la mayoría de los canadienses.

Una reacción más vitriólica y populista fue la del primer ministro de Alberta, el conservador Jason Kenney, quien declaró que el líder del Bloque Quebequense, Yves-François Blanchet, está «obsesionado con atacar a los albertenses, que han pagado miles de millones de dólares en impuestos federales que ayudaron a financiar los programas y servicios sociales de Quebec”.


«Por favor, dejen de patearnos mientras estamos en el suelo», declaró Kenney este jueves durante una conferencia de prensa en Edmonton, añadiendo que «nosotros los albertenses hemos sido generosos, y seguiremos siéndolo, pero estos ataques a nuestras industrias de recursos naturales son injustificados, son divisorios, y son – creo, en cierto modo – anticanadienses en un momento como este».


Decenas de países y ciudades en el mundo ya han anunciado que en los años venideros la venta de vehículos que utilizan diversos combustibles fósiles estará prohibida.

 

Fuentes: CBC / J:P: Tasker / J. French / Investopedia / Canadian Press / RCI

Categorías: Medioambiente y vida animal, Política, Sociedad
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