Un reporte producido por la agencia canadiense de estadísticas sostiene que el 11 por ciento de las canadienses padeció agresiones sexuales en el contexto de sus estudios postsecundarios.
El documento indica que el fenómeno afecta a 1 de cada 10 personas de sexo femenino que frecuentan un establecimiento de estudios postsecundarios, pero que también es experimentado por el 4 por ciento de los hombres.

La violencia involucra comportamientos no consentidos. Foto: iStock.
Comportamiento inadecuado
Los resultados obtenidos por la Encuesta sobre la Seguridad Individual en el seno de la Población Estudiantil Postsecundaria, correspondiente a 2019, estableció que el 71 por ciento de los estudiantes padeció o fue testigo de un acto de agresión sexual, en sus diferentes formas, de los cuales 45 por ciento fueron mujeres y 32 por ciento hombres.
El estudio muestra que este tipo de ataques se dan con más frecuencia en el contexto de los estudios postsecundarios, toda vez que estos involucran al 11 por ciento de las jóvenes y al 4 por ciento de sus pares masculinos, mientras que para el conjunto de la sociedad las cifras se ubican en 3 y 1 por ciento, respectivamente.
Los contactos sexuales no deseados encabezan la lista de agresiones, afectando al 86 por ciento de mujeres y 83 por ciento de hombres y en la mayoría de los casos la agresión fue cometida por un condiscípulo.

En muchos casos, el victimario es un compañero o compañera de estudios. Foto: iStock.
Entre los comportamientos sexuales considerados inadecuados o impropios en el ámbito estudiantil, son las mujeres las víctimas más recurrentes. El 27 por ciento de las estudiantes dijo haber sido objeto de silbidos o interpelaciones, mientras que el 21 por ciento sostuvo haber sido víctima de contacto físico no consentido. Tales acciones tuvieron como víctimas a los hombres en el 6 y 7 por ciento del total de casos.
Los actos fueron ejecutados en la mayoría de los casos por otro estudiante, mientras que el 5 por ciento de las mujeres y el 2 por ciento de los hombres señaló como responsable a un profesor u otra autoridad.
En todos los casos, los alumnos indicaron que las situaciones tuvieron un impacto emocional negativo para las víctimas, llevando al 7 por ciento de las mujeres y 3 por ciento de los hombres a abandonar uno o más cursos.
Bajo nivel de denuncias
Según el sondeo, una porción reducida de las personas que vivieron o fueron testigos de una agresión sexual llegó a denunciar el hecho ante las autoridades del establecimiento.
Sólo el 9 por ciento de las mujeres y el 4 por ciento de los hombres presentaron el caso ante los responsables de la casa de estudios.
El 74 por ciento de las jóvenes y el 72 por ciento de sus pares masculinos dijo que la situación no era suficientemente grave como para presentar una queja formal, mientras que el 26 y 10 por ciento respectivamente dijo que no sabía que tales incidentes pueden ser reportados.
Sólo el 3 por ciento de las mujeres agredidas produjo una denuncia ante la policía.

Aunque en menor medida, los hombres también son víctimas. Foto: iStock.
Reacciones variadas
Entre los estudiantes que fueron testigos de un comportamiento sexual impropio, el 55 por ciento de las mujeres intervino para poner fin a la acción. Una actitud en el mismo sentido asumió el 41 por ciento de los hombres.
De todos modos, el 91 por ciento de las alumnas y el 92 por ciento de los alumnos reconoció no haber hecho nada en al menos una ocasión para poner fin a la agresión.
Las razones esgrimidas para no intervenir fueron considerar que la actitud no revestía gravedad (69 por ciento de mujeres y 81 por ciento de hombres), no se sintieron capaces de actuar (48 y 25 por ciento), temieron consecuencias negativas (28 y 18 por ciento) o tuvieron miedo por su seguridad (18 y 8 por ciento).
Una imágen y mil palabras
Entre las agresiones consideradas como más ofensivas, el 59 por ciento de las mujeres y 42 por ciento de los hombres señalaron tomar y publicar fotos o videos de índole sexual de otro estudiante sin su consentimiento.
Por el contrario, los chistes o bromas fueron considerados graves por el 7 por ciento del estudiantado femenino y el 2 por ciento de sus pares masculinos.
El 40 por ciento de los hombres opinó que la gente se ofende con demasiada facilidad por los comentarios, bromas o gestos de carácter sexual, mientras que tal opinión fue compartida por el 22 por ciento de las mujeres.

Sólo una minoría de las víctimas se anima a denunciar los hechos. Foto: iStock.
Responsabilidad de la institución
Según el relevamiento, la mayoría de los estudiantes considera que las casas de estudios cuenta con políticas adecuadas para evitar o actuar ante un caso de agresión sexual ocurrida en sus instalaciones.
Sin embargo, 14 por ciento de las mujeres y 6 por ciento de los hombres expresó que algunos establecimientos no instrumentaron políticas efectivas en la materia de prevención, mientras que 12 y 5 por ciento, respectivamente, señaló falencias en la asistencia a las víctimas de comportamientos sexuales no consentidos.
El 23 por ciento de las víctimas de ataques sexuales dijo que los centros educativos deben mejorar en materia de prevención.

Existen numerosas instancias de denuncia y acción, incluso judicial. Foto: iStock.
Cuestión legal
Según la Justicia Criminal canadiense, “la agresión sexual es una agresión… que se comete en circunstancias de naturaleza sexual tales que se viola la integridad sexual de la víctima”.
Las normas vigentes prevén que “las víctimas de agresión sexual y otros delitos sexuales pueden solicitar daños y perjuicios mediante acciones civiles. Las acciones civiles por daños y perjuicios son demandas civiles iniciadas por los demandantes contra los demandados por presunta conducta ilícita. Dependiendo de la jurisdicción, puede haber otros recursos disponibles para las víctimas también, como procedimientos penales, indemnización por lesiones penales, denuncias sobre derechos humanos, reclamaciones laborales y consultas públicas o privadas”.
Fuentes: Agencia canadiense de estadísticas / Ministerio de Justicia de Canadá.
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