Un nuevo informe llama la atención sobre la situación de las casas de retiro para ancianos en la provincia de Ontario, que albergan a personas mayores de edad que viven de manera autónoma y en condiciones similares a las de un inquilino.
El reporte, producido por el auditor general de la provincia señala entre sus conclusiones que la situación financiera de los operadores de esos sitios puede haber sido privilegiada, de manera inadvertida, por encima del bienestar de los ocupantes.

Muchos adultos mayores quieren mantener su autonomía. THE CANADIAN PRESS/Frank Gunn
Retiro o cuidados a largo plazo
El documento indica que al 31 de marzo de 2020, de las cerca de 38.000 personas esperando ser colocadas en hogares de cuidado a largo plazo, el 26 por ciento, es decir, alrededor de 10.000, aguardaban en casas de retiro con licencia.
Del mismo modo, en el transcurso del presente año, había 770 hogares de ancianos con licencia en Ontario con la capacidad potencial de proporcionar cuidado y alojamiento para unos 80.000 mayores.
De acuerdo con las cifras de la Autoridad Reguladora de los Hogares de Retiro, el 13 por ciento de los ancianos alojados comparte una ubicación con los centros de cuidado a largo plazo.
Los hogares de retiro, donde los adultos viven en condición de autonomía, no deben ser confundidos con los centros de cuidado a largo plazo, que son un modelo más cercano a lo que en otros sitios se conocen como asilos para ancianos.

El modelo de casas de retiro se asemeja al de las unidades de alquiler. THE CANADIAN PRESS/Frank Gunn
Cuestiones a corregir
Entre los señalamientos que presenta el texto elaborado por el funcionario figuran:
- El cuidado y el alojamiento de miles de ex pacientes de hospitales en los hogares de ancianos no están sujetos a la supervisión de la autoridad, ni a las inspecciones del Ministerio de Salud.
- Muchos residentes de casas de retiro tienen situaciones de salud similares a la de los pacientes en hogares de atención a largo plazo.
- Diversos actores han planteado inquietudes sobre el cuidado de los residentes y el nivel de preparación del personal.
- La Autoridad ha reconocido que el nivel de atención requerido por los residentes ha estado cambiando, pero no tiene datos para medir este cambio y evaluar sus impactos.
- La Autoridad entregó licencias para esos hogares a pesar de señales que en algunos casos aconsejaban no hacerlo.
- Algunos hogares no cuentan con equipamiento básico incluso en materia de seguridad, como los sistemas de extinción de incendios.
- El personal de las casas de retiro y el público a menudo no son conscientes de que deben dirigir sus quejas a la Autoridad.
- La Autoridad podría colocar inadvertidamente el bienestar financiero de los operadores antes del mandato de proteger a los residentes.
- La Autoridad no tiene plazos para la promulgación de las recomendaciones de los informes de su Oficial de Riesgos, ni tampoco rastrea si estas recomendaciones son aplicadas.
- El ministerio no puede evaluar adecuadamente si la Autoridad cumple su mandato.
Autónomos, pero con necesidades
Las casas de retiro son una forma de vivienda donde los residentes pagan por el alojamiento
y los servicios de atención. Esas residencias no reciben fondos del gobierno y los ocupantes
abonan el costo total que significa su presencia en ellas.
Hasta 2010, ese tiempo de viviendas no estaba regulado por una legislación específica en la provincia de Ontario.
El Acta para las Casas de Retiro fue introducida y aprobada ese año, tras una serie de planteos y quejas por diversas situaciones irregulares y de abusos que se verificaron en sucesivos casos.

Algunos de esos complejos no cumplen con las normas de seguridad. THE CANADIAN PRESS/Tonya Fawn Photography
La ley define a una casa de retiro como un complejo residencial o una parte de ese complejo que incluye unidades de alquiler destinadas, principalmente, a personas de 65 años o más,
ocupadas o que se pretende ocupar con un mínimo de 6 personas no relacionadas con el operador de la casa, y donde este brinda al menos dos servicios de atención, ya sea directa o indirectamente, a los residentes.
Según datos suministrados por la Autoridad Reguladora e incluidos en el reporte del auditor general, la edad promedio de las personas en hogares de retiro es de 86 años. El 70 por ciento de los ocupantes son mujeres y el 30 por ciento son hombres. El 83 por ciento de esas personas padece de hipertensión, 30 por ciento tiene alguna forma de demencia, como la enfermedad de Alzheimer, 20 por ciento vive con diabetes y 10 por ciento ha visitado una emergencia hospitalaria en 4 o más ocasiones.

El apoyo a los mayores se contradice con las políticas de ajuste del gobierno provincial. THE CANADIAN PRESS/Aaron Lynett
Proyecciones
El ministerio provincial de Finanzas predijo en sus proyecciones de población en Ontario entre
2018-2046, que el número de personas mayores de 65 años y más casi se duplicará de 2,4 millones en 2018 a 4,6 millones en 2046, y la proporción de la población en ese segmento pasará de 16,9 por ciento a 23,4 por ciento, mientras que el número de ontarienses con 75 años o más pasará de 1,1 millón actualmente a 2,8 millones en 2046.
Con una población envejecida, el auditor sostiene que es dable esperar un aumento tanto de los hogares de atención a largo plazo como de las hogares de ancianos, de manera de cumplir con las necesidades futuras en el cuidado de los ancianos.
Una revisión del funcionamiento de esas instituciones y un ajuste en las normas que las regulan podrían también ser pasos esenciales para asegurar una atención a la altura de las expectativas al que, a todas luces, en la actualidad no ocurre.
Fuente: Reporte del Auditor General de la provincia de Ontario / Newswire.
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