La primavera apenas ha comenzado cuando ya los incendios forestales comienzan a provocar alarma en la provincia de Alberta.
Los residentes de la localidad de Carmangay, en el sureste de la provincia, debieron ser evacuados, ante la cercanía de las llamas producidas por los incendios de pastizales aledaños.
Las fuerzas de seguridad debieron ser desplegadas para ayudar en el traslado de los habitantes del pueblo, ubicado a unos 150 kilómetros al sur de la ciudad de Calgary.
En base a las informaciones brindadas por la policía, las llamas abarcaban el fin de semana un frente entre 11 y 16 kilómetros de extensión y se desplazaban rápidamente.
El alcalde local, Stacey Hovde, sostuvo que el epicentro del incendio fue ubicado a unos 20 kilómetros de Carmangay, aunque pocas horas más tarde las llamas habían avanzado una distancia no inferior a los 10 kilómetros.
El humo y el fuego podían ser observados desde el poblado, en momentos en que las autoridades decidieron proceder a la evacuación, como medida preventiva y ante la incertidumbre de que los fuegos pudiesen ser dominados.
El sábado, el siniestro ya había destruido totalmente las instalaciones de un hotel en la zona, cuya construcción data de 1905, lo que le otorgaba al edificio una valor histórico. Según confirmaron las autoridades, ninguna persona resultó lesionada por el siniestro.
El centro de Emergencia de Incendios de Alberta lanzó un alerta en la tarde del sábado, ante dos focos de fuego que fueron localizados entre las localidades de Stavely y Fort MacLeod.
El aviso ya había informado a los pobladores que debían prepararse para una eventual evacuación, que finalmente se concretó a los largo del domingo.
Los pobladores fueron enviados a la localidad vecina de Barons, ubicada al sur, por lo que se solicitó que las autopistas 520 y 23 permanecieran despejadas, para facilitar el desplazamiento de las personas.
Los incendios forestales son frecuentes en el territorio canadiense, sobre todo en las jornadas más calurosas de la temporada estival, cuando las temperaturas altas y la sequía de la vegetación facilitan los fuegos.
Las provincias del centro y oeste del país registran cada año decenas de incendios, la mayoría de ellos sin consecuencias graves.
De todos modos, cuando los fuegos no logran ser controlados aumenta la posibilidad de que destruya grandes extensiones de tierra y propiedades.
En la memoria de los pobladores de Alberta, y de todos los canadienses, están aún frescos en la memoria los recuerdos del devastador incendio ocurrido en Fort McMurray en 2016, que destruyó cerca de 600.000 hectáreas de tierra, más de 3.000 edificaciones y dejó 2 personas muertas.
Fuente: The Canadian Press.
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