La parte de la península de Greenwich del Parque Nacional en la Isla del Príncipe Eduardo contiene un extenso y frágil sistema de dunas costeras, humedales y varios hábitats naturales en los que se encuentran numerosas especies vegetales raras. (Foto: THE CANADIAN PRESS/Andrew Vaughan)

Los pantanos de Canadá sirven para luchar contra el cambio climático

Christina Davy, investigadora del Ministerio de Recursos Naturales y Silvicultura de Ontario, explicó que las ciénagas, los pantanos y los humedales de todo el país son herramientas importantes para la captura del carbono, pero la mayoría de la población ignora su valor.


Como parecen ser solamente grandes charcos de barro cuando no se entiende su importancia, creo que no siempre les damos el valor que realmente merecen. Y creo que hacer que la gente entienda por qué son importantes es un gran paso para su conservación y para frenar el ritmo de su desaparición».

Christina Davy, investigadora del Ministerio de Recursos Naturales y Silvicultura de Ontario.


Davy, quien dirige un laboratorio de ecología de conservación en la Universidad de Trent, en La ciudad de Peterborough, Ontario, es una de las voces que desde la ciencia alaban las virtudes de los pantanos canadienses que capturan carbono. Ella busca salvar lo que queda de ellos y restaurarlos cuando sea posible.

El crecimiento urbano y la agricultura han hecho desaparecer unas tres cuartas partes de los humedales del sur de Ontario, región con altos niveles de población. Por otro lado, la pérdida de humedales es considerable en todo el sur de Canadá.

Bandada de correlimos semipalmeados alimentándose en la Bahía de Fundy, en la provincia marítima de Nueva Brunswick.

Bandada de correlimos semipalmeados alimentándose en la Bahía de Fundy, en la provincia marítima de Nueva Brunswick. (Foto: Guy Beauchamp)

Gail Chmura, profesora del departamento de geografía en la Universidad McGill, estudia las marismas salinas de la Bahía de Fundy, situada entre las provincias de Nueva Escocia y Nuevo Brunswick en la costa del Atlántico. Para ella, estos humedales son como praderas de hierba que se inundan con las mareas del océano dos veces al día.

«Esos humedales están compuestos principalmente de hierbas y algunas flores silvestres. Por eso son tan buenos sumideros de carbono, porque tienen un enorme sistema de raíces que almacena el dióxido de carbono que las plantas extraen del aire», explica Lynch.

Como todas las plantas, los vegetales en estos humedales se nutren mediante la fotosíntesis, extrayendo de la atmósfera el dióxido de carbono para almacenarlo en la parte verde de la planta.

«Pero, además, ese dióxido de carbono es almacenado entre tres y cinco veces más en la materia orgánica, en las raíces. Y esas raíces permanecen allí en este tipo de ecosistema. No se descomponen mucho porque el suelo es muy húmedo y siguen acumulando más y más tierra a medida que sube el nivel del mar», explicó Chmura.

«Como esto ha ocurrido durante milenios, tenemos 3.000 años de carbono almacenado en estas marismas», dijo Chmura.

A partir de los análisis del suelo del lugar, ella y sus colegas han calculado que las marismas salinas en la Bahía de Fundy contienen una cantidad de carbono equivalente a conducir un vehículo por 225.000 millones de kilómetros.

Aunque el 77% de las marismas de la zona han desaparecido a causa de los diques y el drenaje, Chmura afirma que restaurarlas es relativamente sencillo. «Si abrimos esos diques, el agua de las mareas empezará a entrar y depositar muy rápidamente todo ese lodo de la Bahía de Fundy».

En uno de los lugares de restauración el pueblito de Aulac, en la provincia de Nueva Brunswick, comprobaron después de sólo seis años que la captura de carbono era muy superior a lo que esperábamos, dijo la profesora del departamento de geografía en la Universidad McGill.

«Inmediatamente sirven como tremendos sumideros de carbono, tan buenos como las marismas no perturbadas de la misma región», añadió.

En la costa opuesta, en Columbia Británica, donde los antepasados indígenas de Mervyn Child dependían de los humedales de la Primera Nación Kwakiutl para obtener alimentos y medicinas, se está llevando a cabo otro esfuerzo para restaurar y proteger las marismas de la zona.

Un humedal en primavera en Manitoba.

Una parte del humedal de Oak Hammock cerca la localidad de Stonewall, en la provincia de Manitoba. Al fondo se ve el centro de interpretación. (Foto: Radio-Canada / Sylviane Lanthier)

Estas área no sólo son benéficas para la captura de carbono, sino también para la cuenca hidrográfica local y la fauna que la habita

«Allí hay muchas aves acuáticas, por supuesto, hay muchas aves migratorias y hay salmones de las variedades chums, pinks y coho, además de una variedad de truchas», dijo Mervyn Child.

En marzo, su comunidad obtuvo una subvención del gobierno de Columbia Británica para ayudar a revertir los efectos de la tala y la erosión en el lugar.

El aumento del nivel del mar y la creciente intensidad de las mareas de tempestad amenazan el equilibrio entre el agua dulce y el agua salada, dijo Child. Además, la tala en lugares cercanos ha llenado un río local con tantos desechos que lo ha desviado a otra parte del bosque, perturbando el hábitat de los salmones y haciendo que desaparezca por completo una piscina natural en el lugar, apreciada por la población.

El valor los humedales

Parte de la voluntad de proteger los humedales consiste en asignarles un precio, explicó Sheri Young, especialista en cambio climático y energía de la ciudad de Okotoks, en el sur de Alberta.

«Decidimos contabilizar todos los activos naturales que prestan servicios a la ciudad de Okotoks, como la calidad del aire y la captación de carbono, entre otros. Los contamos y les asignamos un valor para poder decirle a la gente cuánto valen para nosotros como ciudad», dijo Young.

Ese cálculo dio una cifra de 3,2 millones de dólares. «Ahora, cuando los promotores llamen a la puerta, o cuando haya que decidir dónde construir una vía para bicicletas, todo el mundo tendrá una idea general de cuánto valen esos activos naturales», dijo Young.

Con un suministro limitado de agua y un clima que se ha calentado más del doble del promedio mundial en los últimos 100 años, Okotoks tiene buenas razones para preservar sus humedales, que ayudan a contrarrestar el efecto de isla de calor urbana que afecta a las viviendas y carreteras, dijo Young.

Ella explicó que es crucial restaurar los humedales no solo para preservarlos, sino también para contrarrestar las 404.000 toneladas de carbono que la ciudad emite cada año y para adaptarse al aumento de las tormentas y el calor en la zona.


«Yo vivo aquí. Tengo hijos aquí. Tengo raíces aquí. Y no hay ningún lugar mejor. Canadá es un lugar encantador. Alberta es un lugar maravilloso. Tiene muchas riquezas naturales y queremos preservarlas y echar nuestras raíces en la tierra para preservarla».

Sheri Young, especialista en cambio climático y energía de la ciudad de Okotoks.


Categorías: Indígenas, Medioambiente y vida animal
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