Cuando Charles Darwin escribió sobre los orígenes de la humanidad, pensó que en África se descubrirían los restos de nuestros antepasados, lo cual se cumplió, porque cientos de fósiles encontrados en Etiopía, Sudáfrica y Kenya confirman la existencia de bípedos que con el correr del tiempo, millones de años, modificaron su cerebros y desarrollado sus capacidades.
Ahora bien, encuestas realizadas en los últimos cuatro años en Estados Unidos muestran que la mayoría de los estadounidenses no cree en la teoría de la evolución. Y más recientemente, los resultados de otras encuestas muestran que en algunos Estados estadounidenses, 70% de la gente no cree en la teoría de la evolución de Darwin.
De una forma general y en grandes líneas, 1/3 de los estadounidenses no cree en la evolución, 1/3 cree en una evolución guiada por una inteligencia superior y 1/3 cree en una evolución según la selección natural.
Cuando leemos estos resultados, tendríamos tendencia a reír de ellos, dice Stéphane Durand, profesor de física y miembro del Centro de Investigación Matemática de la Universidad de Montreal, diciéndonos que afortunadamente aquí en Canadá y más específicamente en Quebec, ese no es el caso.
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