Cerca de casi un siglo de tradición parece terminar y la Gendarmería Real de Canadá, GRC-RCMP, se prepara a tomar las riendas de la seguridad al interior de los edificios del Parlamento de Ottawa.
El gobierno conservador dio en efecto, el mandato a la GRC-RCMP de garantizar la seguridad en los pasillos de la Cámara de los Comunes y del Senado, una tarea que hasta el momento había sido atribuida a un equipo de seguridad totalmente independiente, según lo que afirma la agencia Prensa Canadiense.
Los miembros de este equipo, dirigido por el ex-sargento de armas Kevin Vickers, lograron detener a un intruso armado en el edificio central en octubre del año pasado. El hombre logró entrar en el edificio a pesar de la presencia de agentes de la GRC al exterior del Parlamento. La fuerza policial tiene la tarea de vigilar el exterior del Parlamento, pero no el interior.
Exámenes de los procesos de seguridad al exterior del edificio, después del ataque, revelaron la necesidad de una mayor unidad en el seno del personal de seguridad. El gobierno precisó que su decisión dará a una sola fuerza policial la responsabilidad de proteger el Parlamento.
La primera etapa fue de eliminar las dos fuerzas separadas al interior del edificio, una del lado del Senado y la otra del lado de la Cámara de los Comunes.
También se le atribuyó a la GRC la responsabilidad de garantizar la seguridad del Primer ministro, cuando este se encuentre al interior del Parlamento, una decisión que no satisfizo a los guardias de la Cámara de los Comunes, que habían sido formados para esta tarea por agentes de la GRC.
La existencia de una fuerza independiente de policía al interior de los muros del Parlamento data desde la creación misma de la GRC en 1920.
En aquella época, los parlamentarios no querían que agentes del cuerpo policial patrullaran en la Cámara de los Comunes, razón por la cual se creó un equipo de seguridad distinto. Un segundo equipo fue creado después para el Senado.
La distinción entre los equipos de seguridad interior y exterior era tal, que durante décadas, los agentes de la GRC o de la policía local, tenían que ser formalmente invitados para poder entrar en los edificios.
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