El 1 de mayo, un trabajador temporal guatemalteco fue deportado de Canadá.
No se trata del primer caso y en RCI ya hemos informado de acciones similares con anterioridad.
Pero en esta ocasión, la situación reviste un carácter particular, ya que la persona expulsada y otros tres colegas suyos fueron detenidos en ocasión de un procedimiento policial en la granja que los había contratado, durante el que se descubrió el cultivo ilegal de hongos alucinógenos.
El establecimiento, Strawberry Farm, en la localidad de Wickham, en la provincia de Quebec, fue acusado de producir sustancias destinadas a la elaboración de drogas y los trabajadores, que contaban con un permiso exclusivo de trabajo para esa granja, vieron su estadía revocada.
Tres de los detenidos aceptaron dejar el país inmediatamente a cambio de que no se presentasen cargos en su contra. El restante, intentó un recurso para permanecer aquí, que fue rechazado por la justicia el 27 de abril.
El Centro de Trabajadores Inmigrantes denuncia el hecho como una injusticia, al considerar a los trabajadores con el mismo grado de responsabilidad y culpabilidad que al titular de la granja que, además, incumplió el pago de las últimas semanas de salario y se declaró en quiebra.
Las normas parecen seguir fallando a la hora de proteger a los trabajadores extranjeros que, como en el caso que nos ocupa, han invertido sumas importantes de dinero en trámites y papelería, con lo que vuelven a su tierra de origen más endeudados que antes de llegar a Canadá.
Los detalles en la siguiente entrevista que Noé Arteaga Santos concedió a Luis Laborda.
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