En un hospital de Palermo, Italia, un primero de mayo hace cien años, moría a los 45 años, triste, solo y abandonado, una de las figuras centrales de la cultura oficial uruguaya, el escritor y político José Enrique Rodó.
En aquel 1917, él se encontraba en Europa, enviado por la revista argentina “Caras y Caretas”, “siguiendo de cerca la actividad política en relación con el conflicto entre el Papa e Italia, sobre lo que escribiría el que quizás fue su último artículo” para la publicación argentina, escribe Hugo Achugar en un artículo sobre la muerte de Rodó.
Su ensayo “Ariel”, publicado al abrirse el siglo XX, en 1900, es una de las mayores propuestas de la creación del sujeto intelectual latinoamericano, que sostiene que la matriz cultural de la juventud en la región se encuentra en las fuentes greco-latinas.
Él mismo producto de una colonialidad eurocentrista que continúa siendo el discurso dominante tras la formación de la República, y tras la exterminación de la población indígena charrúa, con su ensayo Rodó busca contrarrestar lo que considera anatema: la expansión de la cultura de consumo que tiene su centro en el pujante desarrollo capitalista en Estados Unidos.
Cien años más tarde, en la Universidad Concordia de Montreal, fue organizada una jornada en memoria de este personaje. “El internacionalismo americano de José Enrique Rodó: homenaje en su centenario”.
El evento fue organizado por el Departamento de estudios clásicos, lenguas modernas y lingüística de la Universidad Concordia, junto al Consulado de Uruguay, Crítica canadiense literaria sobre escritoras hispanoamericanas (CCLEH) y Creatividad, equipo peruano internacional (CEPI).
Varios expositores participaron en el encuentro, matizando y elaborando sobre distintos aspectos de la producción textual de Rodó. Uno de ellos fue el profesor alemán Ottmar Ette, profesor de literatura de la Universidad de Potsdam, Alemania.
Entrevistado por Radio Canadá Internacional, Ette explicó que el estudio de Rodó hace necesaria una mirada polifacética, que su obra tiene limitaciones, pero que sin embargo vale la pena rescatar su perspectiva del mundo a partir de una mirada en movimiento.
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