John Shiwak, visto aquí en 1915, fue a la guerra a los 26 años, viajando con un puñado de otros jóvenes a St. John’s, donde se inscribieron en el Royal Newfoundland Regiment.
Photo Credit: (División de Archivos de las Salas Provinciales, E 29-45 / Holloway Studio)

John Shiwak, inuit canadiense, francotirador en la Primera Guerra

En la guerra en Europa hace 100 años soldados canadienses pagaron con sus vidas en algunas de las campañas más sangrientas de la historia.

John Shiwak, un Inuk,  dejó su vida de cazador de focas, trampero y artista para servir en el ejército canadiense.

Y, hasta hace poco tiempo su contribución solo era conocida por unos pocos.

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El 11 de Noviembre se celebra el Día del recuerdo o Día de los veteranos. Este día no solo se celebra en Canadá sino en todos los países pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones, una organización de países con lazos históricos con el Reino Unido. Este día se ha celebrado desde el fin de la primera guerra mundial que acabó oficialmente en el mes 11 del día 11 a la hora 11 de 1918.

Monumento conmemorativo de guerra en Ottawa. ©  Radio-Canada

Un retrato muy  grande de un soldado Inuk,  vestido con un uniforme del Primer Regimiento de Terranova contempla solemnemente en la exposición Rostros de valor de la Primera Guerra en la ciudad de San Juan.

Es el cabo John Shiwak, habilidoso francotirador, condecorado por su puntería.

Una habilidad adquirida como cazador en Labrador, dice la curadora del museo provincial Maureen Power.

«Él comparaba la caza de las focas en el hielo con  la caza a los alemanes».

John Shiwak en su uniforme completo. Era un francotirador de renombre, pero también es recordado como un hombre con un intelecto agudo. © (Archivo de Veterans Affairs)

Shiwak se alistó después de que dos tercios del batallón del Primer Regimiento de Terranova fueron aniquilados en Beaumont Hamel, Francia.

En ese momento, Terranova y Labrador eran dominios de la Commonwealth británica y no una parte de Canadá.

Shiwak dejó la escuela a los diez años.  Era un poco artista. Le gustaba dibujar con acuarelas, era un poeta, y tenía diarios. Esos diarios revelan una mente aguda y un intelecto fuerte.

No había escuela en Rigolet en ese momento. Su  sobrino nieto Jack Shiwak se pregunta si Shiwak aprendió a leer y escribir mientras estaba en guerra.

«Leer sus correspondencias me da sentimientos encontrados. Hay una sensación real de pérdida y una sensación de deseo de haber podido conocer al hombre, y luego hay una sensación de orgullo», dijo Shiwak. «Hizo lo que tenía que hacer, y eso me da mi libertad aquí hoy. Sé que no lo hizo solo, pero hizo su parte. Hay una gama completa de sentimientos cuando veo su imagen o escucho historias sobre él o leo sobre él «.

Shiwak fue celebrado, por un comandante en jefe, como el mejor francotirador del ejército británico.

«Aparentemente tenía algunas muescas talladas en su rifle».

Según algunos relatos, eran un centenar, uno por cada soldado enemigo que mató.

Con 5 pies y 5 pulgadas, y con solo 132 libras, el cazador Shiwak se deslizaba sigilosamente en los barracones alemanes en la noche para reunir información de inteligencia.

A pesar de su desempeño heroico, Shiwak se había cansado de la infernal guerra y anhelaba regresar a su casa en Rigolet donde se sabía poco sobre sus hazañas durante la guerra. Hasta ahora, dice Jack Shiwak, 66 años.

«Parece que hay una sed real de información sobre el tío John, así que aprendo más y más sobre él todo el tiempo».

«Hasta el momento en que se fue a la guerra, sabía que era un trampero, un cazador, un pescador, ese tipo de cosas, pero aparte de eso no mucho. En mi tiempo, solo conocí a dos de sus hermanos, un hermano y una hermana suya. Nunca parecían querer hablar de él, no sé si eran los recuerdos o el dolor lo que estaba allí o lo que era, pero cuando hacía preguntas, las respuestas que obtuve fueron que John fue a la guerra y nunca volvió.»

El tiempo que pasó solo en la tierra de Labrador, cazando y atrapando, le dio el sigilo, la independencia y el objetivo necesarios para convertirse en un francotirador maestro. Incluso el rifle que recibió fue similar a los rifles de caza con los que creció, dice Jack Shiwak.

«Tengo la sensación de que era un poco solitario, especialmente como francotirador, y que le gustaba pasar tiempo solo”

– Jack Shiwak

Su tío abuelo nunca regresó al Labrador. Shiwak fue asesinado en la aldea francesa de Masnières, una aldea en el norte de Francia, a más de 4.000 kilómetros de su casa, durante la Batalla de Cambrai, el 20 de noviembre de 1917. Hace 100 años.

«Él y seis de sus compañeros soldados murieron cuando un proyectil alemán cayó justo encima de ellos».

Aunque la pérdida fue enorme en Beaumont Hamel, Shiwak y sus compañeros  se pierden a menudo en la historia. «Pero murió tan trágicamente como cualquiera que muriera en la batalla de Beaumont Hamel o en cualquier otra batalla en la que participó el Regimiento de Terranova».

100 años después, Shiwak finalmente obtiene el reconocimiento bien merecido.

Monumentos dedicados a su sacrificio

La Primera Guerra Mundial diezmó la población de hombres jóvenes en Terranova y Labrador, ya que el Royal Newfoundland Regiment fue prácticamente aniquilado durante las batallas en Francia. Hasta el día de hoy, las ciudades francesas de Beaumont-Hamel, Cambrai y Masnières tienen monumentos conmemorativos dedicados a su sacrificio.

El Árbol del Peligro, Newfoundland Memorial, el 27 de marzo de 2014 en Beaumont-Hamel, Francia. El árbol estaba en tierra de nadie y muchos habitantes de Terranova perdieron la vida cerca de él durante los primeros días de la batalla del Somme. El parque preservado del campo de batalla abarca los terrenos en los que el Regimiento de Terranova realizó su ataque sin éxito el 1 de julio de 1916 durante el primer día de la Batalla del Somme.

«Esto realmente habla de lo global que realmente fue la Primera Guerra Mundial», dijo Maureen Power. «Ni siquiera puedes imaginarte yendo de una comunidad de cien personas o menos, donde conocías a todos, a ser uno de los millones de hombres en las fuerzas británicas que lucharon en el conflicto más sangriento hasta la fecha.»

Durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial, aproximadamente 68.000 canadienses perdieron la vida. La Segunda Guerra Mundial, de 1939 a 1945, cobró otras 47.000 vidas canadienses. Otros 516 murieron en la Guerra de Corea en la década de los 1950. Las fechas de las tres guerras están inscritas en la piedra del memorial.

Otros 1.800 canadienses murieron en misiones de paz de la ONU, en ejercicios de entrenamiento durante la Guerra Fría.

Chris O’Neill-Yates-CBC/RCI

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