Patches,, la perra sometida al revolucionario procedimiento. Foto: University of Guelph.

Avance canadiense para tratar a perros con cáncer

La Universidad de Guelph, en la provincia canadiense de Ontario, acaba de marcar un verdadero hito en el tratamiento de enfermedades graves en animales.

Un grupo de especialistas de la facultad de Veterinaria de esa universidad utilizó la tecnología de la impresión 3D –por tres dimensiones-, para operar a una perra afectada por el cáncer en su cabeza, reemplazando buena parte de su cráneo.

El animal, un ejemplar de la raza dachshund, también conocida en español como teckel, tenía una deformación, debido a un tumor del tamaño aproximado al de una naranja, dando lugar a una protuberancia que había alcanzado casi las mismas dimensiones que la bóveda original de esa parte del esqueleto de la perra.

La impresión en 3D permite reemplazar las partes de titanio usadas habitualmente. Foto: University of Guelph.

Patches, tal el nombre del canino, había tenido la malformación en su cabeza durante muchos años, sin que esta alterase demasiado su vida, pero en los últimos meses el tumor comenzó a crecer considerable y agresivamente y, tras los estudios respectivos que identificaron al tumor como un osteocondrosarcoma multilobular, una formación maligna cartilaginosa, los especialistas llegaron a la conclusión de que la vida de la perra corría peligro si no se la intervenía quirúrgicamente.

Los tumores multilobulares han sido conocidos en el pasado bajo denominaciones distintas. Se trata de malformaciones poco frecuentes, aunque pueden afectar indistintamente a machos y hembras de todas las razas. Suelen aparecer en los huesos con superficies lisas extensas y la variable en los cráneos es la más frecuente.

Algunos de esos tumores, sobre todo si se ubican en el área maxilar, pueden causar dolor.

Las piezas en titanio son de producción más lenta y complican la cirugía. Foto: University of Guelph.

Las piezas en titanio son de producción más lenta y complican la cirugía

De avanzada y menos costoso

Tradicionalmente, Patches hubiera sido sometida a una operación en la que se debería retirar una parte del cráneo y el propio tumor, para luego colocar un reemplazante del hueso faltante con una pieza elaborada en titanio.

Se trata, en opinión de los propios especialistas, de una intervención de poca precisión, muy larga y con un costo económico considerable.

Por el contrario, según la doctora Michelle Oblak, responsable del equipo que intervino a la perra, la utilización de una pieza diseñada y fabricada a partir de la impresión en 3D cambió toda la ecuación.

“La tecnología ha crecido tan rápido, y poder ofrecer esta pieza increíble, moderna y adaptada a uno de nuestros pacientes caninos fue realmente maravilloso”, sostuvo la especialista en un artículo publicado por la misma universidad.

El proceso completo demandó más de 5 horas. Foto: University of Guelph.

En un trabajo conjunto llevado a cabo por Oblak y el equipo de Prototipos Rápidos de Implantes Específicos para Pacientes de la Universidad de Guelph (RaPPID), se llevó a cabo un mapeo de la ubicación y tamaño de la malformación. A continuación, con la participación de un ingeniero del Centro Sheridan para el Diseño y Fabricación de Tecnologías de Avanzada se creó un modelo en 3 dimensiones de la cabeza y el tumor del animal. Con toda la información y herramientas disponibles, los expertos llevaron a cabo un a “cirugía virtual”, para poder observar los resultados que una eventual operación “real” podría tener.

Establecida la parte del cráneo de la perra que debería ser removida, Oblak encargó a una firma especializada en impresiones 3D para usos médicos que adaptase los programas informáticos que se usan en prácticas similares en humanos. Juntos crearon la pieza impresa que se utilizaría para colocar en el cráneo del animal.

De esa manera se evitó el procedimiento tradicional, que incluye la modelización de la parte en la misma sala de operaciones, alargando la duración de la cirugía y aumentando los riesgos para el paciente.

La perra respondió muy favorablemente a la cirugía. Foto: University of Guelph.

Durante la intervención, la perra “estuvo dormida durante 5 horas y antes de media hora después de la cirugía, Patches estaba alerta y mirando alrededor. Fue sorprendente”, sostuvo la especialista.

Según el equipo de la doctora Oblak, la experiencia se constituyó en la primera en su tipo en América del Norte y es de esperar que el procedimiento se extienda en el futuro, hasta convertirse en un nuevo estándar en materia de cirugía animal para el tratamiento de tumores.

La intervención quirúrgica es ofrecida por la Universidad de Guelph, bajo referencia del Centro de Ciencias de la Salud del Colegio Veterinario de Ontario. Los animales diagnosticados con tumores en el cráneo son evaluados por un cirujano veterinario para determinar su elegibilidad para la operación.

Michelle Oblak es codirectora del Instituto de Investigaciones Comparativas sobre el Cáncer y cirujana oncológica veterinaria certificada.

Categorías: Medioambiente y vida animal
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