El sismo que días pasados afectó a Turquía y Grecia, y que hasta el momento dejó 102 muertos, es un llamado de atención para mejorar las herramientas y recursos con los que hacer frente a tales calamidades.
Aunque no sea un tema del que se hable aquí frecuentemente, en Canadá se producen cada año numerosos temblores de diferente magnitud y el país no está exento de ser afectado por un terremoto devastador.

La ciudad se encuentra en inmediaciones de una falla geológica de gran actividad. Imagen: Ciudad de Vancouver.
Mejor prevenir
Pocos días atrás tuvo lugar en la provincia de Columbia Británica una Jornada de Prevención de Sismos. No se trata de una novedad, ya que se lleva a cabo todos los años desde hace tiempo, el mismo día que eventos similares ocurren en distintos países alrededor del mundo.
Durante esa jornada, los habitantes son llamados a informarse y revisar las normas vigentes para prevenir los daños causados por el sismo, principalmente en lo que se refiere a evitar víctimas humanas.
La provincia, al igual que el resto de Canadá, cuenta con uno de los códigos de construcción más avanzados del mundo, que se actualiza cada 5 años, según nos comenta Carlos Molina Hutt, experto en ingeniería urbana y profesor asistente de Ingeniería Estructural y Sísmica en la Universidad de Columbia Británica.

Varias zonas de Canadá registran sismos periódicamente. En rojo las zonas de mayor riesgo. Imagen: Recursos Naturales de Canadá.
Durante la Jornada, se ponen en práctica los lineamientos que figuran en la guía titulada Preparación, Respuesta y Recuperación de una Emergencia, en la que las autoridades recuerdan a los habitantes las acciones básicas a tomar en cuenta durante un terremoto: agacharse, cubrirse y aferrarse al refugio.
La última edición del simulacro contó con la participación de más 750.000 personas en toda la provincia, que cuenta con algo más de 5 millones de habitantes en su territorio.
El experto nos comenta que el ejercicio está abierto al público en general y que la participación en el mismo es altamente aconsejable, toda vez que Columbia Británica está asentada sobre la falla geológica que podría, eventualmente, desencadenar un gran terremoto.
Numerosas regiones de Canadá registran temblores casi a diario, la mayoría de muy baja intensidad, aunque algunos sitios, tanto en el este como en el norte y oeste del país están dentro de una clasificación de riesgo de sismos con capacidad destructiva.
La costa oeste del país es la más comprometida en ese sentido. A manera de ejemplo, cabe citar que el 26 de enero de 1700 un terremoto de magnitud 9 sacudió a Columbia Británica, similar al que afectó a Japón en 2011, dando origen a un tsunami, y que podría repetirse en cualquier momento.
Cuando se habla de prevenir un sismo, en rigor se está haciendo referencia a aminorar todo lo posible los daños que el mismo pueda ocasionar.

Agacharse, cubrirse y aferrarse al refugio, las claves para reducir riesgo de daño físico. Imganen: Seguridad Pública de Columbia Británica.
Preservar vidas… y edificios
Con ese objetivo, la provincia de Columbia Británica se ha embarcado en un ambicioso plan de modernización edilicia, que tiene como punta de lanza a los establecimientos educativos, a través del Programa de Modernización Sísmica de las Escuelas.
La idea central consiste en hacer que los edificios que albergan a las aulas mantengan ciertas partes de su estructura sin daños, asegurando no sólo la supervivencia física de los estudiantes y docentes, sino permitiendo a estos salir de manera segura de las instalaciones una vez que el temblor haya pasado.
Nuestro entrevistado es de la idea de que debería extenderse el principio a otras construcciones e infraestructuras, como hospitales y otros edificios públicos que son vitales y que serán necesarios tras un sismo de gran envergadura.
Para el experto, el paso siguiente debería apuntar no sólo a que las estructuras no resulten destruidas, sino que puedan seguir siendo habitadas o utilizadas, y él mismo está investigando el tema.
Hacer frente a un terremoto no sólo debería implicar salvar vidas, en su opinión, sino hacer que las personas puedan retornar con la mayor normalidad posible a su cotidianeidad, a sus ocupaciones habituales…

Molina Hutt sostiene que hay que ir más lejos que evitar los daños materiales y las muertes. Foto: Ciudad de Vancouver.
Para eso, es necesario que las instalaciones sufran un daño mínimo y que la mayor parte de ellas pueda ser recuperada, vuelta a utilizar, que podamos seguir en la oficina, la escuela, la fábrica, cumpliendo nuestra tarea cuando haya pasado la emergencia.
Carlos Molina Hutt cumple sus funciones en la Universidad de Columbia Británica desde 2018. Allí se ha dedicado a investigar el riesgo sísmico de los edificios y sus repercusiones en la capacidad de recuperación de las ciudades, así como a la aplicación de estos conocimientos en herramientas e información para ser usada por parte de los ingenieros, a la hora de definir sus diseños.
La provincia de Columbia Británica se encuentra cerca del sitio donde se ubica una falla geológica que marca el límite entre la Placa Norteamericana y la Placa de Juan de Fuca.
Su territorio enfrenta el mismo riesgo de un sismo masivo que se cierne sobre la costa oeste de Estados Unidos y que los expertos sostienen que podría ocurrir en cualquier momento.
Al momento de redactar estas líneas, la provincia de Terranova y Labrador registró dos temblor de de 4,5 y 4,7 puntos en la escala de Richter.
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