Según un reciente informe del organismo Birdlife International, en todas las regiones del mundo las aves están desapareciendo a una velocidad alarmante. De acuerdo a esta entidad, una de cada ocho especies se encuentra amenazada de extinción.
Para los investigadores, las aves que van desapareciendo son una señal de alarma que indica que el medioambiente planetario se degrada irremediablemente.
Entre las principales causas se encuentra el cambio climático, que altera y destruye sus fuentes de alimentos.
Otra causa es la expansión de la agroindustria, que requiere de grandes superficies cultivables, lo que se traduce en la desaparición de bosques silvestres y del hábitat natural de miles de variedades de aves.
En Canadá los pájaros también están desapareciendo. Unas setenta especies se encuentran actualmente amenazadas. Entre ellas figuran aves que eran comunes y corrientes y que se alimentaban de insectos. Eran las golondrinas y los vencejos de chimenea. En Canadá el 80 por ciento de estas especies de pájaros ha desaparecido.
Según Ted Cheskey, responsable de la conservación de aves en la organización Nature Canadá, esta situación ilustra el estado del medioambiente en el planeta.
Los pájaros cumplen el papel del canario en las minas de carbón. Ellos son la señal que nos está diciendo que tenemos un grave problema.
Ted Cheskey, Nature Canada.
Los científicos están tratando de establecer zonas protegidas a lo largo de las rutas internacionales que utilizan las aves migratorias.
Éstas serían zonas donde las aves podrían alimentarse y descansar con toda seguridad en su largo periplo anual.
Sin embargo, según el responsable de conservación de aves de la organización Nature Canada, Ted Cheskey, las áreas más importantes para las aves en Canadá se encuentran bajo la amenaza de los planes programas de explotación de recursos naturales. Planes que son concebidos por las industrias dedicadas a la extracción de materia primas.
Sin embargo, hay esperanzas. Muchas aves de presa, como las águilas y los halcones, enfrentaban una situación de posible extinción en los años 60 debido al uso masivo de pesticidas, que en algunos casos ocasionó que las cáscaras de los huevos de estas aves sean extremadamente frágiles, impidiendo la gestación de los pichones y la reproducción de la especie.
En esas circunstancias, los gobiernos prohibieron el uso del DDT, que es el insecticida dicloro difenil tricloroetano. En la actualidad, las poblaciones de águilas y halcones van en camino de su recuperación.
Al ritmo acelerado del cambio climático, la visión de aves silvestres en parques y jardines es como una ventana que da al mundo natural que va cerrándose inexorablemente. Y el silencio de las aves es el del canario que va muriendo envenenado por la contaminación en el planeta.
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