Esta semana se cumplieron 40 años del golpe de Estado de 1973 que derrocó a Allende e instaló en el poder a la dictadura militar de Pinochet.
En diversas ciudades del país se llevaron actos conmemorativos, organizados por la diáspora chilena en Canadá.
Más allá de un ejercicio de memoria, ¿cómo ven esta fecha los hijos del exilio chileno en Canadá?, ¿vale la pena seguir recordando?
El joven canadiense Emilio Orellana Coté, explica que la historia de Chile fluyó de manera natural en el espacio familiar, lo que le llevó a viajar a Chile como estudiante, para conocer ese país que para él era imaginario. Una de sus interrogantes era saber por qué había nacido en Canadá, a miles de kilómetros del lugar de origen de su madre.
En Santiago el canadiense de 22 años fue testigo de las grandes movilizaciones estudiantiles que cuestionan el modelo educativo chileno, basado en el lucro y la discriminación económica. Tras esa experiencia, él también participó en las grandes manifestaciones estudiantiles en Quebec, que también cuestionaba el modelo económico en esta parte de Canadá.
La experiencia de esta generación de canadienses surgida como consecuencia del 11 de septiembre de 1973 en Chile muestra que algunos de sus miembros logran encontrar los puntos de conexión entre las preocupaciones de su generación, tanto en Canadá como en Chile
Una de las expresiones artísticas que mejor le sirve a esta generación es, según Orellana, el hip-hop, que es también un instrumento de cuestionamiento y memoria.
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