En una carta abierta publicada en la página en Internet de su empresa, Howard Schultz, director de la cadena estadounidense de cafés Starbucks pidió “respetuosamente” a sus clientes que no vengan armados a sus instalaciones en Estados Unidos.
En la carta publicada ayer martes, tras un tiroteo en los astilleros de la Marina en Washington que dejó 13 muertos, entre ellos el pistolero, Schultz dijo que está plenamente consciente del “apasionado debate entre partidarios y opositores en torno a las leyes relativas a la posesión de armas adoptado en muchos Estados” que permiten que cualquier ciudadano pueda llevar abiertamente un arma en público.
Sin embargo, el debate en torno a este asunto «se ha hecho cada vez más descortés y a veces amenazador”, lamentó Schultz.
Defensores del llamado “derecho” a portar armas organizaron inclusive eventos de carácter francamente partidario en algunos cafés de la cadena Starbucks , dice Schultz , dando con ello, y de manera astuta, la impresión de que la empresa se asociaba a la práctica de llevar un arma a cuestas.
«La presencia de armas de fuego en nuestros locales desconcierta e irrita a muchos de nuestros clientes», señaló el director de la cadena estadounidense de cafés Starbucks.
En consecuencia, Howard Schultz pidió a sus clientes que no vengan armados, poniendo cuidado en destacar que no se trata de una prohibición, sino de un pedido.
El debate sobre la regulación de la adquisición y el porte de las armas de fuego se inflama periódicamente en Estados Unidos entre los partidarios de la Segunda Enmienda, que garantiza el derecho de los ciudadanos a poseer un arma de fuego, y los que quieren leyes de control más estrictas.
Tras el tiroteo que dejó muertas a 13 personas en Washington el pasado lunes, el presidente Barack Obama pidió al Congreso estadounidense reconsiderar el proyecto de reforma de las leyes para la regulación de la compra y uso de las armas de fuego, un proyecto enterrado en abril debido a la oposición inflexible de la mayoría de los republicanos, el lobby de la industria de las armas y la perniciosa influencia de la National Rifle Association en este debate.
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