La FIFA, el ente rector del fútbol, se mostró más segura el viernes, en el marco de una semana decisiva para la organización de la Copa del Mundo, con la confirmación de la sede de Curitiba, aunque no reduce la presión sobre Brasil, el país anfitrión.
El secretario general del organismo, Jerome Valcke, hizo declaraciones en Florianópolis, tras una visita a los estadios de Manaos, Brasilia y Porto Alegre. El funcionario debe retornar el 24 de marzo para inspeccionar las instalaciones en Fortaleza, Recife y Salvador, que ya fueron utilizadas en ocasión de la Copa Confederaciones.
«Vamos a 200 kilómetros por hora, lo que excede largamente al límite de velocidad autorizado en ruta, pero será el caso hasta el 12 de junio», sostuvo Valcke en el transcurso de una conferencia de prensa del comité organizador local. «Quedan 111 días, es poco, pero aún hay mucho trabajo y cosas por hacer», agregó.
El ministro de Deportes de Brasil reiteró el compromiso del gobierno de su país para asegurar las condiciones del éxito del evento deportivo internacional, y destacó los avances logrados en las obras realizadas en aeropuertos y rutas.
Brasil ha estado bajo una andanada de críticas debido a las demoras producidas en las obras comprometidas para la realización del Mundial de Fútbol 2014, y en varias ocasiones se puso en duda que el evento fuera a realizarse.
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