Hace 500 años, los españoles se quedaron deslumbrados ante la gran extensión de agua azul: «El mar de agua dulce » , lo llamaron entonces al Gran Lago de Nicaragua , el más grande de Centroamérica , hoy amenazado por el desarrollo y la codicia humana.
«Tierra de lagos y volcanes «, Nicaragua alberga al Cocibolca – su nombre en lengua nativa – espejo de agua 8.264 km2 de donde surgió Ometepe, la más grande isla lacustre del mundo, dominada por los volcanes Concepción y Madera.
«El lago es mi vida. Siempre he vivido aquí. Sacamos el agua para beber, pescamos, lavamos la ropa. Hoy, todo eso ha desaparecido «, lamenta Norman Ramos, quien se improvisó guía de turismo en Ometepe.
La deforestación y descarga diaria de 50 000 toneladas de residuos , aguas residuales y agroquímicos , sumado a un proyecto, todavía muy hipotético de canal interoceánico , amenazan al lago Cocibolca , hogar de más de 40 especies de peces, como el tiburón » Carcharhinus leucas » , solo en el mundo en haberse adaptado al agua dulce y ya casi extinguido.
Recurso bajo presión
Principal fuente de agua dulce en el país, al menos dos de cada tres nicaragüenses hacen presión sobre este recurso natural, el segundo mayor lago de agua dulce en América Latina después del lago Titicaca , entre Perú y Bolivia .
La situación geográfica de Nicaragua , en el centro del istmo centroamericano , suscitó en el siglo 19 el interés de potencias como Estados Unidos , Francia o Inglaterra para perforar una vía interoceánica , que finalmente fue cavada más al sur , en Panamá .
Pero más de un siglo después, esta obsesión nacional resurgió: el gobierno otorgó una concesión a una empresa china para la construcción y operación de un nuevo canal de aproximadamente 300 km, entre el Atlántico y el Pacífico, probablemente a través del lago.
Esa construcción faraónica estimada en más de $ 40 mil millones de dólares y que comenzaría en 2014 es presentada por las autoridades como una salvación en este país de 5,8 millones de personas, donde el 40 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza local.
Pero Salvador Montenegro, director del Centro para la Investigación en Recursos Hídricos, advirtió sin embargo que este canal, cuya viabilidad es cuestionada por muchos expertos, » no debe cruzar” el Lago Cocibolca . «No hay que perderlo ni por todo el oro del mundo» , exclama .
«Se necesitarían millones y millones de toneladas de sedimentos. El lago se perdería para siempre ( … ) No habría más fotosíntesis, producción de oxígeno , larvas , peces ni aves » , añadió Jaime Incer , asesor del gobierno sobre temas medioambientales.
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