Photo Credit: iStockphoto

El deseo femenino

Escuche

La sociedad actual atribuye a las mujeres un interés menos pronunciado por la sexualidad que los hombres. Pero en las épocas históricas precedentes: en la antigüedad, el medioevo e incluso hasta el siglo XVIII la situación era bien diferente. La concepción del deseo femenino cambia con la historia, con la evolución de la sociedad, con el cambio de la relación económica y la relación de poder. Se observa entonces transformaciones que giran siempre alrededor de dos puntos.

Por una parte, el deseo femenino es considerado como algo desconocido, y en la Grecia antigua, como algo inagotable, superior al deseo y al placer masculino. La mujer es vista siempre como un ser misterioso, al que se le atribuye la idea de “pecadora”, “tentadora”, “bruja”, “diablesa”, en síntesis, la imagen de Eva en la tradición cristiana. Y por otra parte, la mujer -porque es justamente ese ser misterioso- es conceptualizada como naturalmente casta y santa. Existe entonces esa contradicción, esos dos discursos que comienzan temprano con la oposición entre la imagen de Eva y la de la Virgen María en la cristiandad.

null
© iStockphoto

Podemos pensar por ejemplo, en Beaudelaire y al imaginario de la mujer en su colección de poemas Las flores del mal, publicada a mediados del siglo XIX, donde encontramos a la vez a “la mujer ángel” y a “la mujer diablesa”.

Hay una concepción del deseo femenino que es matizada según las clases sociales a las que pertenecen las mujeres. Siempre se tuvo tendencia a considerar que las mujeres del pueblo, las campesinas, etc, estaban siempre más cerca del deseo desarreglado y animal, que las otras. Y que en consecuencia esas mujeres estaban siempre más disponibles y más sedientas de relaciones sexuales.

Este fue durante el siglo XIX, una buena parte de discurso sobre la mujer. Pero por otra parte se pensaba con respecto a las mujeres burguesas de las clases sociales pudientes, adineradas  -que se encontraban en un estado superior de la civilización, como todas las mujeres aristócratas- que eran monógamas, castas y que su deseo sexual era controlado. Algo naturalmente falso, pero era un discurso que servía para acomodar la realidad masculina, dice Chiara Piazzesi, profesora de sociología en la Universidad de Quebec en Montreal, UQÀM.

Categorías: Sociedad
Etiquetas:

¿Encontró un error? ¡Pulse aquí!

Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.