Durante la semana me dedico a recorrer los callejones, las avenidas virtuales, los sitios extraños en la red del Internet en busca de cine canadiense. Lo que encuentro llega a esta crónica de domingo. Dejo en claro que los videos no son responsabilidad de Radio Canadá Internacional y pueden desparecer en cualquier momento. Los hallazgos suelen ser fascinantes. En esta ocasión no les presento lo que buscaba, sino lo que encontré.
https://www.youtube.com/watch?v=fbhncNvmZkk
Resulta que en las últimas crónicas he estado presentado algunas películas bastante intensas, como es el trabajo cinematográfico del director David Cronenberg. Les había presentado dos de sus producciones: “Dead Ringers” y “Crash”. Luego vinieron algunos documentales.
Se me ocurrió traerles algo de comedia, y cuando uno piensa en comedia en el cine, y en algún actor canadiense cómico, viene a la mente la figura inmensa del bonachón de John Candy, quien falleció prematuramente a los 44 años de edad en 1994, hace ya 20 años.
En 1987 él encarnó el rol de Del Griffith, un vendedor ambulante, amante de las canciones de los Picapiedra y siempre con una mirada optimista. Junto con Steve Martin, que actúa interpretando a Neil Page, personaje de clase media alta que le tiene horror a la cultura popular, ambos tienen que hacer el viaje desde Nueva York a Chicago para celebrar el día de Acción de Gracias. La película se llamaba «Trenes, aviones y automóbiles».
Desafortunadamente no encontré esa película, pero sí me encontré con otra con el canadiense John Candy. Se trata de “Voluntarios”, dirigida por el estadounidense Nicholas Meyer y presentada al público en 1985.
«Voluntarios» es una salutífera tomada de pelo al célebre Cuerpo de Paz, la organización de voluntarios estadounidenses creada por el presidente estadounidense John F. Kennedy para contener, mediante el trabajo voluntario en varias regiones del mundo, lo que Estados Unidos percibía como “el peligro comunista”.
La película narra las peripecias de Lawrence Bourne III (Tom Hanks) y Tom Tuttle From Tacoma (John Candy) en el intento de construir como voluntarios un puente en Tailandia, un paisaje que fue en realidad recreado en el Estado de Oaxaca, México.
Se trata de una comedia ligera, sin mayores aspiraciones que las de causar roncha a los puristas de la historia y reír a costillas de las cruzadas ideológicas de la Guerra Fría.
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