Después de una última maratón de 30 horas de negociaciones, los países presentes en la Conferencia de la ONU sobre el Clima en Lima, Perú, lograron llegar a un acuerdo de último minuto. Un acuerdo que mantiene el proceso de negociación en vistas de la firma de un nuevo protocolo en 2015, pero que no va demasiado lejos según la mayoría de los observadores.
El texto de 4 páginas sin embargo, calmó a los países emergentes como India o China, que piensan que los países ricos deben dar el ejemplo.
Cada país deberá presentar de aquí al fin de marzo su plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en vistas de la Conferencia de París el año próximo, que es en la que se debe llegar a un acuerdo sobre un verdadero protocolo internacional.
Varios países como Canadá, temen que la lucha contra los cambios climáticos afecte su economía, pero comienza a reconocerse que el clima es “el elefante en la pieza”. “Hace 15 años hablábamos del cambio climático en el futuro. Ahora ya lo estamos viviendo”, dice Alain Bourque, director general de Ouranos, un consorcio de estudio sobre el clima.
Con 400 partículas por millón de gas carbónico en la atmósfera, la concentración de gases no había estado nunca tan elevada desde hace 800.000 años. Y las catástrofes que nos amenazan en este siglo son reales: aumento del nivel de los mares, inundaciones en unas regiones y sequías en otras, acidificación de los océanos.
David Heurtel, el ministro de Desarrollo durable, del Medioambiente y de la Lucha contra los cambios climáticos de Quebec, reconoce que es difícil salir de la economía de carbono, pero piensa que una parte de la solución pasa por los impuestos. David Heurtel se encontraba en Lima para la firma de acuerdo sobre la tarificación del carbono con otras provincias canadienses.
Algunos observadores dicen que a pesar del poderío del lobby de la industria petrolera, la población puede obligar a los políticos a tomar decisiones sensatas. Pero el peso de los “climato-escépticos” se hace sentir muy a pesar de que su discurso ha evolucionado ante las montañas de evidencias.
Así, el grupo de la provincia de Alberta Amigos de la ciencia, mantiene una campaña en la que explica que los cambios climáticos son provocados por el Sol y no por la actividad humana, lo cual es absolutamente contrario a los datos científicos. “Los climato-escépticos siembran la duda y esto reconforta a los políticos que en general prefieren no hacer nada”, afirma Saun Lovejoy de la Universidad McGill de Montreal.
Está claro que a pesar de las buenas intenciones, para frenar los cambios climáticos se necesita un esfuerzo colectivo que implica la modificación de nuestro modo de vida.
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