En Ottawa, los partidos de oposición, creen que la decisión del gobierno Harper de bombardear las posiciones del grupo armado Estado Islámico (EI) en suelo sirio, no sólo en Irak, como era el caso hasta ahora, es jugar el juedo del controvertido presidente sirio, Bashar al-Assad.
Sin embargo, ni los liberales ni los neodemócratas se hacen ilusiones: su oposición a la propuesta de ampliar la presencia militar de un año de Canadá y extender su acción sobre Siria no impedirá su aprobación el jueves por la mayoría conservadora.
El líder del Nuevo Partido Democrático (NPD), Thomas Mulcair, dijo a los parlamentarios que la intervención militar en Siria es sinónimo de «ayudar al régimen sirio» y a su polémico presidente, un «dictador de la peor clase, un criminal de guerra que ataca a su propio pueblo con armas químicas «.
El portavoz de los neodemócratas en relaciones exteriores, Paul Dewar, lamenta por su parte que Assad «haya tendido una trampa, y que Canadá caiga en ella.»
«En plena comisión de relaciones exteriores expertos vinieron a decirnos cómo Assad explota la presencia del grupo armado Estado Islámico para servir a sus propios intereses. Assad permitió que el EI penetrara en zonas donde se estableció el Ejército Libre de Siria, opuesto al su régimen para contrarestarlo «, dijo Dewar.
El canciller canadiense Rob Nicholson respondió por su parte que Canadá no requerirá la autorización del régimen de Bashar al-Assad para llevar a cabo sus operaciones en Siria.
En este caso, respondió el líder liberal Justin Trudeau, «¿cómo hará Canadá para comunicarse con el régimen de Assad; para asegurarse que los aviones de combate canadienses no serán atacados por la defensa aérea siria»?
Una guerra que «no es nuestra»
El líder neodemócrata Thomas Mulcair declaró que «la guerra que está teniendo lugar hoy en Irak no es nuestra», y la describió como «un atolladero que ha durado más de una década».
Además, cabe recordar según Mulcair, que este ejercicio militar no tiene el apoyo ni del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como fue el caso en Libia en 2011.
Sin ese apoyo, argumenta, es mejor centrarse en los esfuerzos diplomáticos y humanitarios.
Thomas Muclair también afirmó que el grupo radical Estado islámico se beneficia de la debilidad del Estado iraquí y del limitado apoyo de ese pueblo.
«Irak no es capaz de mantener la paz y la seguridad dentro de sus propias fronteras. Esto no va a cambiar con más bombas, más destrucción y más muertes «, dijo. «Nuestra participación no equivale a una intervención militar que puede ayudar a la gente de Irak. Las facciones de los insurgentes llevan a cabo acciones para radicalizar a la población y para reclutar militantes que puedan dañar a los gobiernos locales. » – Thomas Mulcair, líder del Nuevo Partido Democrático
«Una misión de combate vaga y sin fin»,
Por su lado, el líder liberal Justin Trudeau también destacó que el Gobierno canadiense no ha explicado claramente a la población los objetivos de la misión o cuál es su estrategia de escape si algo sale mal.
También subrayó que la misión canadiense en Siria «podría muy fácilmente consolidar» el poder de Bashar al-Assad en Siria, un régimen que de cualquier modo es responsable de más muertes que el estado islámico.
«La participación en el combate directo en esta guerra no sirve a los intereses de Canadá y no contempla ninguna solución constructiva a la catastrófica crisis humanitaria en la región», dijo. «¿Cómo podemos confiar en un gobierno que ha inducir tan abiertamente los canadienses al error? El Gobierno propone a las fuerzas canadienses participar en una misión de combate vaga y sin fin, que los liberales no podemos apoyar. » – Justin Trudeau, líder del Partido Liberal de Canadá
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