Una vasta operación antiterrorista contra una red islamista tuvo lugar en Italia. Se sospecha que 18 personas participaron en atentados en Pakistán, que planificaban otros en ese país y en Afganistán, así como que estaban implicados en un tráfico de inmigrantes clandestinos.
Según la orden de arresto de la policía italiana, estas personas son acusadas por pertenecer a “una organización dedicada a actividades criminales internacionales que se inspira de Al Qaeda y de otras organizaciones radicales que preconizan la lucha armada con Occidente y la insurrección contra el actual gobierno de Pakistán”.
Según un responsable de los servicios de inteligencia italianos, Mario Carta, las personas implicadas son afganos y pakistaníes. Siete de ellas fueron arrestadas en Gallura, al norte de Cerdeña, en Italia; sin embargo, también se llevan a cabo operaciones en otras seis provincias italianas. Ciertos sospechosos al parecer abandonaron el país.
Se sospecha que dos de esas personas fueron guardaespaldas del ex jefe de Al Qaeda, Oussama ben Laden, asesinado por las fuerzas especiales estadounidenses en Abbottabad, Pakistán, en 2011.
Según Mario Carta, “no hay ninguna prueba, sino una fuerte presunción” que estos dos hombres pensaban llevar a cabo un atentado contra el Papa o el Vaticano, puesto que los investigadores interceptaron comunicaciones telefónicas en las cuales evocaban la “via della Conciliazione”, la principal calle que conduce al Vaticano, y hablaban de manera “irónica” sobre el Papa.
Los islamistas que hacen frente a una orden de arresto participaron en el atentado contra el mercado de Meena Bazar, en Peshawar, en Pakistán, que provocó la muerte a más de 100 personas, en 2009.
La red también estaría implicada en el tráfico de migrantes clandestinos. La misma facilitó el paso ilegal de afganos y pakistaníes de Italia hacia los países de Europa del Norte.
El líder del grupo, un imam del movimiento “Tabligh Eddawa”, fue arrestado en Bérgamo, en el norte de Italia. Este último utilizó su autoridad religiosa para colectar fondos para esta red, haciendo creer que el dinero era para fines religiosos.
El dinero fue enviado a Pakistán a través de un sistema de pago informal utilizado en el mundo musulmán, conocido como “hawala”.
Según los investigadores, la red disponía de “armas en abundancia” y “de numerosos afiliados, listos para realizar actos terroristas en Pakistán y Afganistán, antes de refugiarse en Italia”. Ellos hubieran querido engendrar un levantamiento popular contra el gobierno pakistaní.
Los miembros de la red islámica lograron implantarse en Italia, gracias a empresarios cómplices que les ofrecían contratos de trabajo o al presentar solicitudes de asilo con falsos documentos que demostraban que habían sido perseguidos en sus países de origen.
Según el ministro del interior, Angelino Alfano, la operación del viernes es el resultado de una investigación que comenzó en 2009.
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