La producción industrial, las inversiones y las ventas al detalle progresaron menos que lo previsto en el mes de julio en China, lo que debería incitar a las autoridades a instaurar nuevas medidas de apoyo para evitar que la desaceleración se acentúe, mientas que la devaluación sorpresa del yuan anunciada ayer, sigue perturbando los mercados.
En dos días, la moneda china perdió más de 4% de su valor. Fuentes cercanas al poder declararon que personas influyentes del gobierno estarían de acuerdo para dejar que la moneda se siga devaluando hasta un límite de 10%.
Un economista de un grupo de reflexión gubernamental que aconseja a los líderes en el poder en Pekín, evocó los pedidos en el seno del gobierno en favor “de una tasa de cambio más flexible o convenientemente devaluada, para estabilizar la demanda del exterior y el crecimiento económico”.
El Banco Popular de China, que presentó ayer la devaluación del yuan como una medida de liberalización del mercado, afirmó hoy que no dejará que su divisa se devalúe demasiado.
Esta iniciativa se propuso después de la publicación de una serie de indicadores macroeconómicos decepcionantes, entre los que se cuenta una caída de las exportaciones en el mes de julio. Datos hechos públicos hoy, tales como la producción industrial, las inversiones y la venta al detalle, no son muy alentadores.
Los indicadores del mes de junio habían permitido pensar que todas las medidas tomadas por el gobierno para evitar la desaceleración de la economía darían sus frutos, pero casi la totalidad de los datos del mes de julio están muy por debajo de las previsiones, lo cual sugiere que la economía china seguirá deteriorándose.
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