El impacto de las nuevas tecnologías en la necesidad de mano de obra
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El impacto de las nuevas tecnologías en la necesidad de mano de obra

¿Al borde de un mundo sin trabajo?

El tema no es nuevo: desde hace mucho tiempo se vienen analizando y con cierta regularidad, los efectos que tendrán las tecnología en el mundo del trabajo. Si los ordenadores y maquinaria nos hicieron soñar con una sociedad de ocio, los avances tecnológicos actuales anuncian más bien la continua disminución de la necesidad de mano de obra humana.

¿Hay que preocuparse o más bien regocijarse de un posible fin del trabajo? El trabajo es, sin duda, uno de los pilares de la organización social, ¿cómo entonces nuestras sociedades pueden adaptarse a los cambios tecnológicos que afectan a los puestos de trabajo? La idea de un ingreso básico garantizado por el Estado ¿podría mitigar las presiones experimentadas por el mercado de trabajo?

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Diane-Gabrielle Tremblay es profesora de economía del trabajo y gestión de recursos humanos en la universidad  a distancia  de la Universidad de Quebec (TELUQ).

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Diane-Gabrielle Tremblay es profesora de economía del trabajo y gestión de recursos humanos en la universidad a distancia de la Universidad de Quebec (TELUQ)

Una predicción excesiva

La automatización, la mecanización, la robotización, la informatización son procesos que se asocian con el progreso, pero también a la reducción del empleo. Mientras que muchos anticipan escenarios alarmantes para el mercado de trabajo, la profesora Tremblay encuentra esa predicción exagerada. Retomando la expresión asociada con el economista Joseph Schumpeter, Tremblay recuerda que, hasta ahora, el progreso tecnológico ha producido una «destrucción creativa» del empleo, es decir pérdidas en determinados sectores y adiciones en nuevas áreas.

Repensar la organización del trabajo

Según la profesora, es la rigidez de la organización del trabajo la que debe abordarse para hacer frente a la reducción de puestos de trabajo. «La sociedad podría ir más lejos en términos de flexibilidad, de trabajo compartido y de reducción del tiempo de trabajo, lo que beneficiaría en particular a las nuevas realidades de la familia,» cree ella.

Sin embargo, Diane-Gabrielle Tremblay recuerda que, para lograrlo, hace falta mantener el nivel adecuados  de los ingresos: «Es importante  que los beneficios obtenidos por los dueños de los medios de producción, que se benefician de la contribución de las nuevas tecnologías, sean  mejor redistribuidos. »

La profesora Tremblay reconoce que en nuestras sociedades  el estatus de jubilado es mejor visto que el de desocupado.-Todo gira todavía alrededor del trabajo. Se podría tal vez reducir la importancia del trabajo y valorizar más las tareas domésticas y familiares, propone. Con una gran parte de la población que envejece, cada vez hay más hombres y no solo mujeres que deben ocuparse de los padres que envejecen.

Otra perspectiva interesante que señala la profesora Tremblay: si durante toda una vida una persona pudo realizar otras tareas paralelas al trabajo, como actividades comunitarias, creativas, cuando las rupturas de empleos llegan bajo forma de jubilación o de pérdida de empleo, es mucho más fácil reconvertirse en otro tipo de actividad.

Si alguna vez se llega al término del trabajo hará falta obligatoriamente un cambio de sistema dice la profesora de la universidad a distancia, TELUQ.

“Si, será necesario un cambio de sistema. Pero el final completo del trabajo no lo veo para mañana”.

Tomado del; sitio de Radio Canadá

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Categorías: Economía
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