Si el corazón de un padre late un poco más rápido cuando llega el momento de calcular la división de una factura de la cena en un restaurante con amigos o de estimar la factura de supermercado en la fila del cajero, esa ansiedad se la puede transmitir a los niños. No está claro por qué las matemáticas causan mucho más miedo que la literatura o la geografía, por ejemplo. Pero el hecho de que en matemáticas siempre haya una respuesta verdadera o falsa, puede que le haga preocupar más por no hacerlo bien.
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Investigadores que utilizaron un cuestionario validado por expertos de todo el mundo que se utiliza desde los años 70, han llegado a la conclusión de que 6 de cada 10 estudiantes universitarios sufre ansiedad matemática. Ésta podría definirse como “pánico, indefensión, parálisis y desorganización mental que surge cuando a un sujeto se le exige resolver un problema matemático».
Según concluyen los investigadores, un efecto indirecto de este tipo de ansiedad es que pueden condicionar negativamente el tipo de carrera que eligen los estudiantes. Es decir, muchos universitarios eligen carreras distintas a las que realmente querrían para evitar cursar asignaturas relacionadas con las matemáticas.
Imaginen ahora si son los niños los que sufren este problema de ansiedad.
Cuando los padres mostraron sentimientos de miedo, temor o nerviosismo en torno a cálculos cotidianos o problemas formales al ayudar a sus hijos en los primeros grados con tareas de adición y de sustracción, los niños aprendieron menos matemáticas y tenían más miedo a las matemáticas al final del año escolar, indican investigadores en la revista Psychological Science.
«El hecho de que los padres tienden a ayudar mucho con la tarea nos pareció bastante sorprendente», le dijo a la radio pública CBC/Radio Canadá la autora del estudio, Erin Maloney, una investigadora postdoctoral canadiense del departamento de psicología de la Universidad de Chicago.

«No es sólo una conexión genética, sino que también hay algo de socialización que está ocurriendo, así que puede afectar la ansiedad del niño.»
En general, Maloney dice que es valioso para los padres ayudar con las tareas. Pero los que están preocupados por las matemáticas y expresan sus temores deben ser conscientes de que su ayuda puede ser contraproducente.
Hay un mejor enfoque: la actitud.
En lugar de decir, «la matemática es algo que se tiene o no » o endosar estereotipos sobre que las niñas no son tan fuertes en matemáticas, Maloney sugiere que los padres digan cosas como: «Si trabajas muy duro, lo conseguirás» o «nosotros vamos a resolver esto. »
Sugerencias para padres ansiosos:
La llamada «escritura expresiva» puede funcionar, ya que muchos estudios muestran que articular sus miedos puede hacer que le dominen menos.
*Escribir acerca de sus sentimientos y ansiedad antes de hacer un examen de matemáticas o antes de ayudar a un niño con la tarea de matemáticas. La investigación sugiere que los que escriben sobre cómo se sienten acerca de un próximo ensayo unos cinco minutos de antemano, tienen un mejor desempeño en las pruebas de matemáticas posteriores que si no hubieran escrito sobre los miedos.
*Siéntese y trate de determinar cuán catastrífico realmente va a ser si no hace bien un examen o no calcula una propina en un restaurante con amigos, porque lo más probable es que se dé cuenta que no es importante. Ese es un mejor enfoque que entrar en un círculo vicioso de pensamientos y reflexiones sobre los peores escenarios negativos si las cosas van mal.
*Hable acerca de números y matemáticas en la casa comenzando con los niños más pequeños.
*Use oportunidades tales como duplicar o triplicar una receta para mostrar a los niños cómo se usan las matemáticas con éxito en la vida cotidiana.
Maloney dijo que adolescente, ella se sentía muy nerviosa con las matemáticas pero que superó la ansiedad durante sus estudios de posgrado en la Universidad de Waterloo, Ontario, donde completó cursos en estadísticas y eso le llegó a encantar.
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