Tras la suspensión de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que debía llevarse a cabo este pasado domingo 24 de enero, Haití ha ingresado a terreno desconocido. Todo parece indicar que el actual presidente, Michel Martelly, cuyo mandato acabará el próximo 7 de febrero, no podrá entregar la banda presidencial a un sucesor elegido en las urnas. Así, Haití parece dirigirse hacia un gobierno de transición.
En conversación con Radio Canadá Internacional, Frantz Voltaire, director del Centro internacional de documentación e información haitiana, caribeña y afrocanadiense (CIDIHCA), con sede en Montreal, sostiene que por un lado el presidente Martelly quiere permanecer en el poder más allá de su mandato, y por otro lado, la población quiere un gobierno de transición capaz de redefinir el rol del Estado.
El pasado domingo el Consejo Electoral Provisorio de Haití anuló la segunda vuelta electoral. Esto pese a que varios países gastaron millones de dólares para llevar a cabo ese proceso electoral.
Según el New York Times, Estados Unidos invirtió cerca de 33 millones de dólares. Por su parte, Canadá invirtió unos 20 millones de dólares.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá informó que se invirtieron casi 11 millones de dólares para las elecciones en Haití a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. A esto se añaden unos 9 millones para el trabajo de observación electoral, entregados al Instituto Nacional Democrático, que apoya a las organizaciones de la sociedad civil haitiana.
La embajadora canadiense en Puerto Príncipe, Paula Caldwell St-Onge, declaró que no es deseable un gobierno de transición que dure uno o dos años y que se necesita un interlocutor legítimo a la cabeza del país caribeño.
Detrás del empuje para que se lleven a cabo esas elecciones está el llamado Core Grupo, o Grupo Principal de países e instituciones, que incluye a la ONU, la Unión Europea, la OEA y las representaciones diplomáticas de Canadá, Brasil, Francia, Estados Unidos y España.
El 9 de agosto hubo elecciones legislativas. El 25 de octubre se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El delfín de Martelly, Jovenel Moise recibió cerca del 30 % de los votos en la primera vuelta. Unos ocho puntos por encima del candidato de la oposición, Jude Celestin.
Según la oposición y algunos observadores internacionales, esas elecciones en Haití fueron marcadas por el fraude, la violencia y la intimidación.
La falta de confianza de la población en el proceso electoral, y el descrédito en el que han caído las instituciones internacionales presentes en Haití se ha traducido, según Frantz Voltaire, en una indiferencia de la población, que no acude a votar.
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