Ayer hablábamos del primer ministro Justin Trudeau y su visita a la Casa Blanca donde fue recibido con los honores de un jefe de estado, cuando es solamente jefe de gobierno, dicen algunos analistas. Ese cargo de jefe de gobierno que tiene en la actualidad lo ganó durante las últimas elecciones en la que tres figuras se peleaban por el cargo: Stephen Harper, líder del Partido Conservador de Canadá, PCC, y ex primer ministro, que quería seguir en el poder; Justin Trudeau, líder del Partido Liberal de Canadá. PLC, y serio pretendiente al cargo de primer ministro, que finalmente ganó con creces su apuesta y Thomas Mulcair, líder del Nuevo Partido Democrático, NPD, y ex jefe de la oposición oficial.
EscucheJustin Trudeau asumió su cargo y como vimos ya fue recibido con todos los honores por el jefe de la Casa Blanca; Stephen Harper, se eclipsó después de la derrota, renunció a su cargo de jefe del partido y aunque conservó su puesto de diputado, mantiene una absoluta discreción, a un punto tal que se le vio solo una vez en la Cámara de los Comunes desde que comenzaron los trabajos parlamentarios el 25 de enero pasado.
Y Thomas Mulcair, quien se perfiló en cierto momento como el más serio aspirante al cargo de Primer ministro de Canadá, y quien veía ya a lo lejos la “gran ola anaranjada” que barrería con los conservadores y liberales de una costa a la otra, pero se llevó una gran decepción. No solo no ganó, sino que perdió su puesto como líder oficial de la oposición en Ottawa y cayó de nuevo como tercer partido en la política federal canadiense.
Pero Tom Mulcair se mantuvo estoico, asumió la derrota y decidió que continuaría en la contienda como jefe del NPD. Él sabía que de ninguna manera cuestionaría su futuro político, pero sabía también que había una reflexión que hacer. Desafortunadamente, para el jefe del NPD, su suerte no está en sus manos y son los miembros del partido los que decidirán, por lo menos de su futuro inmediato, durante el próximo congreso que se realizará en el mes de abril en la ciudad de Edmonton, provincia de Alberta, en el oeste canadiense, la nueva capital neo demócrata del país.
Para seguir manteniéndose en su cargo como líder del NPD, Thomas Mulcair debe sobrevivir al voto de confianza que se les presentará a los miembros del partido en ese congreso.
Los miembros del partido que se reúnen en abril en Edmonton, están decepcionados por su campaña electoral y piensan que dejó al partido mal parado y que no logró lo que se esperaba de él. La idea es que había una especie de contrato implícito del lado inglés, que decidió votar por él a la cabeza del partido, aunque sus raíces en el oeste canadiense no fueran tan profundas, a cambio de llevar el partido al poder.
Lo peor para Thomas Mulcair, dice la analista Chantal Hebert, es que hay por lo menos la mitad de los electores neo demócratas que están no solo contentos con los resultados de las últimas elecciones, sino que votarían liberal hoy de lo feliz que se encuentran con Justin Trudeau.
Tanto para Chantal Hebert como para muchos otros analistas, una victoria de Thomas Mulcair el mes próximo en Edmonton no garantiza que él será el líder del partido durante las elecciones de 2019. Nadie hace abiertamente campaña en su contra para reemplazarlo, pero nada impide que lo hagan dentro de 12 o 18 meses. Dicho en otras palabras, aunque Thomas Mulcair pase esta vez y conserve su liderazgo, habrá otro voto de confianza en 2018.
Gravel le matin / Chantal Hebert / Le Devoir / La Presse / Internet
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