Los ancianos indígenas de las Primeras Naciones de Canadá dicen que la memoria se encuentra en la sangre, los cabellos y los huesos, que las historias se transmiten no sólo verbalmente sino a través de una especie de memoria genética.
En Canadá, la Comisión Verdad y Reconciliación sobre los pueblos indígenas recopiló 6.750 testimonios de sobrevivientes del “genocidio cultural”, como lo llamó Beverly McLachlin, jueza en jefe de la Corte Suprema de Canadá.
Estos testimonios fueron recogidos en 300 comunidades indígenas canadienses, para documentar las sevicias sufridas en las escuelas residenciales dirigidas por religiosos católicos y protestantes, a lo largo y ancho de Canadá, por 150.000 niños indígenas arrancados a sus familias y completamente desarraigados de su cultura desde finales del siglo XIX hasta 1996, cuando se cerró la última escuela residencial aún existente.
Esa asimilación les negaba a los niños el derecho a hablar en sus lenguas indígenas, a vestirse con sus ropas tradicionales y los obligaba a cortarse las trenzas, entre otros. Pero algunas de las personas de esas naciones siguen creyendo hoy en la importancia de preservar esos símbolos de sus antepasados y los están trayendo de vuelta.
EscucheLas personas de las Primeras naciones de Canadá no son un grupo homogéneo, y cada nación tiene diferentes enseñanzas sobre el porqué de las trenzas entre los niños y los hombres.
Para algunos, las trenzas son un símbolo de la fuerza, la sabiduría, y son algo que refleja su identidad.
La trenza tiene un significado cultural, y muchos sienten una conexión con el creador, sus antepasados y la tierra.
Daniel García dice: «Me encanta el proceso de trenzar el cabello de mi hijo. Es una hermosa manera de relacionarme con él. Mientras trenzo ofrezco oraciones, dando gracias por su buen corazón, su buena mente y su buen espíritu”.
Alanna Trudeau le dice a su hijo de siete años de edad «que su pelo transporta sus recuerdos, y que todas las cosas que aprendió para llegar a ser un portero en hockey sobre hielo, su cabello le ayuda a conservarlas en su mente”.
Para muchos que llevan una trenza por razones culturales, existe una única vez que en que se la pueden cortar: es cuando sufren la pérdida de sus seres queridos.
«Cuando mi hermano murió, ofrecí mi pelo al Creador por el viaje seguro de su espíritu. Era un guerrero poderoso en nuestro clan. Mi pelo no es un cabello barato y desechable que se puede cortar y comprar por 15 dólares en una tienda en una esquina. Es mi conexión con el Creador y muestra la paciencia y el cuidado que tengo conmigo mismo, «, dice Kyle Daniels.
Campaña #BoysWithBraids (Niños con trenzas)
Michael Linklater dice que no puede recordar la última vez que se cortó el pelo.
«Llevo la trenza en honor a mis ancestros y mi cultura», dice Linklater, que es Nehiyaw (Cree) de la Primera Nación Thunderchild, en la provincia de Saskatchewan.
Él recuerda siendo niño cómo era molestado y acosado por sus compañeros durante sus primeros años de estudio. Después de ver a sus propios hijos ser intimidados en la escuela por llevar trenzas, decidió iniciar una campaña llamada Niños con trenzas.
«Hay tantos chicos por ahí que se han dejado crecer el pelo, y que se lo han cortado luego porque sufrían acoso «, dijo Linklater.
Con esta campaña, Micheal quiere crear conciencia y comprensión sobre la importancia cultural de las trenzas entre los niños y los hombres de las Primeras Naciones de Canadá.
RCI/ Lenard Monkman/CBC/Internet
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