El estudiante de la Universidad Ryerson, Ben Canning, fundó un grupo llamado Cultivo del Norte, que construyó este invernadero de vanguardia en el círculo polar ártico en Naujaat, Nunavut.
Photo Credit: (Havard Gould / CBC News)

Un iglú invernadero que produce frutas y vegetales frescos ilusiona en Nunavut

En los grandes centros urbanos a través de Canadá, se practica una «cultura del buen comer” que se traduce muchas veces en una pasión por los productos locales.

Pero el clima en el Lejano Norte de Canadá significa que las frutas y hortalizas llegan volando, y que la gente paga muy caro por ellas.

Ahora, un proyecto en el Territorio de Nunavut está tratando de desarrollar una nueva cultura agrícola para reducir drásticamente los costos de comer bien.

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Ben Canning sostiene una bolsa de col rizada, que forma parte de la primera cosecha producida en el invernadero en forma de iglú que ayudó a construir. © (Havard Gould / CBC News)

En un invernadero con forma de iglú y aproximadamente del tamaño de un garaje grande, un estudiante universitario de barba rubia de la ciudad de Toronto está haciendo algo innovador en este lugar del Círculo Polar Ártico.

Ben Canning está cosechando la col rizada, conocida también como kale. Con cuidado, va recogiendo las hojas de las plantas de cultivo hidropónico y las coloca en una bolsa de plástico transparente.

Después de casi tres años de trabajo, el joven de 21 años de edad, estudiante de la Universidad Ryerson, de Toronto, estaba logrando la primera cosecha de un invernadero innovador construido sobre una estructura en forma de iglú que espera sea la primera de muchas otras en las comunidades del Norte.

«El objetivo es reducir el costo de los alimentos frescos,» dijo. «Para mí, es un poco una misión personal.»

Naujaat, Nunavut, se encuentra en la costa norte de la Bahía de Hudson. Las verduras frescas son caras aquí en la aldea porque son traídas en avión desde el sur. © (Havard Gould / CBC News)

Canning fundó un grupo llamado Cultivo del Norte, que trabajó con la comunidad en Naujaat, Nunavut, para construir el invernadero. Los donantes cubrieron el costo de $ 150.000.

«Crecí en el sur de Ontario en una granja», dijo Canning. «Siendo niño, pensé que todo el mundo tenía acceso a los alimentos frescos. Cuando crecí, descubrí que no era el caso.»

En muchas comunidades del norte, aparte de la pesca y caza en la zona,  los alimentos frescos tienen que ser transportados  a un gran costo.

Naujaat

Un estudio de la Oficina de Estadística de Nunavut el año pasado encontró que, en general, los nunavummiut pueden esperar pagar alrededor de dos veces más que otros canadienses por los mismos artículos alimenticios.

«Las zanahorias tuvieron la mayor diferencia de relación de precios», concluyó el estudio. «El costo fue de 3,1 veces mayor que el precio medio de Canadá.» Es una diferencia que puede romper los presupuestos.

Joanna y Simonie Kopak tienen tres hijos. Ellos pagan las facturas de comestibles en un monto que asustaría a la mayoría de los canadienses.

Tal vez ciento cuarenta  a ciento sesenta por mes, dice Simonie, por una cantidad muy pequeña en verduras y frutas.

Joanna y Simonie Kopak dicen que el costo de los alimentos frescos daña su presupuesto. © (Havard Gould / CBC News)

Para los padres es especialmente difícil justificar el costo cuando los niños en el Norte, al igual que los niños de todo el mundo, a menudo no están interesados en comer sus verduras.

«Ellas son demasiado caras para comprarlas todo el tiempo,» dijo Joanna.

El invernadero en Naujaat está tratando de cambiar eso. El plan consiste en cultivar alimentos a la mitad del costo de las importaciones.

Hay otros invernaderos en el Norte, pero éste combina las últimas tecnologías .. hidroponía … calefacción pasiva solar .. .. y pronto , un sistema de calefacción innovador .. que va a operar durante todo el año para servir a la aldea de cerca de 1.000 personas.

En el interior, un reflector capta el calor del sol, que se almacena en una gran tina negra de agua que calienta el invernadero. Sólo se necesitan tres a cuatro horas de luz solar al día para mantener la temperatura correcta.

Una gran tina negra de agua tibia ayuda a calentar el invernadero. © (Havard Gould / CBC News)

El sistema puede mantener las condiciones necesarias para el crecimiento vegetal siete meses al año- un gran logro dadas las temperaturas exteriores que  se acercan al punto de la congelación, incluso en verano.

Un nuevo sistema de calefacción y una iluminación eficiente se instalarán el próximo año, entonces la comida fresca como los guisantes, zanahorias, nabos, lechuga y tomates se podrán cultivar durante todo el año, incluso durante los períodos en los que casi no hay sol.

El plan es que sea sostenible, que los gastos sean cubiertos por las ventas de lechuga, tomates, guisantes y otros alimentos saludables.

Y cuando Canning y los otros estudiantes de la Universidad Ryerson regresen a Toronto,  Luke Angotialuk continuará con el trabajo haciéndose cargo del lugar. El espera que funcione y que ayude a mucha gente.

Los niños de Naujaat exploraron el invernadero durante su jornada de puertas abiertas. © (Havard Gould / CBC News)

María Fraser es una enfermera que trabaja en la comunidad.

Dice que la caza y la pesca son saludables pero el agregar más frutas y hortalizas frescas, a un costo razonable no puede hacer daño en una comunidad donde lo verde es a menudo un lujo.

Nutricionalmente, dice ella,  va a ser un gran beneficio para los niños, las embarazadas y los adultos

Cuando sea plenamente operativo, probablemente el próximo año, más de 2.000 plantas estarán abarrotadas dentro del invernadero, la mayoría creciendo en torres hidropónicas especiales.

«Al crecer verticalmente, podemos aumentar nuestro rendimiento de los cultivos por cerca de cuatro veces», dijo Canning.

Un evento reciente de apertura del iglú para una visita de la comunidad fue una prueba crucial para el proyecto, porque para ser verdaderamente sostenible, el invernadero necesita el apoyo extendido de la comunidad.

Aisha Chaudhry, 18, otra estudiante de Ryerson, llenó una mesa en el invernadero con rodajas de manzana y otros alimentos conocidos que llegan en avión desde el sur.

Canning preparó chips de kale durante la visita al iglú. ©  (Havard Gould / CBC News)

También había un recipiente sellado con un producto local: chips de kale que se cocinó el mismo día en Naujaat. Una pequeña muestra de lo que los residentes pueden esperar del efecto invernadero.

¿Pasarían los chips la prueba del gusto de la comunidad?

La respuesta no tardó en llegar mientras la gente entraba  al invernadero y los niños se mezclaban con los estudiantes.

Los niños visitaron el iglú © CBC

Los chips de col rizada fueron aún más populares que los otros alimentos en la mesa. La primera cosecha fue ingerida rápidamente por los residentes entusiastas, la mayoría de los cuales dijeron que era la primera vez que habían comido algo cultivados localmente.

RCI con información de Havard Gould de CBC/Interner.

Categorías: Economía, Indígenas, Internet, ciencias y tecnologías, Medioambiente y vida animal
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