Conectividad internet

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Photo Credit: Filograph/iSotck

La brecha digital en Canadá

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En la actualidad, la mayoría de los canadienses dan por descontado un acceso estable a la red del internet de alta velocidad.

La realidad es otra para cientos de miles de canadienses que viven en las áreas rurales del país. El acceso al internet de banda ancha no es más que un sueño.

De acuerdo con la Autoridad canadiense para el registro en Internet, encargada de la regulación de los dominios en la red, en Canadá el acceso a internet de banda ancha es universal en las zonas urbanas, pero sólo el 85 por ciento de los canadienses que viven en zonas rurales tienen acceso a éste. Es decir que de los seis millones de canadienses que viven en zonas rurales, cerca de un millón de personas no tienen acceso a la banda ancha, lo cual hace muy difícil, sino imposible, acceder a una diversidad de sitios en red.

Esto a pesar de que en el año 2011, la Comisión reguladora de las telecomunicaciones en Canadá, la CRTC por sus siglas en inglés, dijo que esperaba que todos los canadienses tengan acceso a velocidades de banda ancha de al menos 5 megas para descargas y 1 mega para cargas para el año 2015.

Aún con esos objetivos, la definición de internet de «alta velocidad» de la CRTC es, en realidad, inferior a la de otros países en el mundo.

Por ejemplo, en Estados Unidos la Comisión Federal de Comunicaciones define como internet de alta velocidad aquel que es capaz de alcanzar hasta 25 megas para las descargas.

La Federación de Municipios de Canadá dice que, en comparación a los canadienses, los estadounidenses tienen mucho mejor acceso al internet en las zonas rurales.

Un caso que ilustra esta situación es el de Kevin LeGris, quien junto a su esposa y sus seis hijos vive en la región rural del valle de Ottawa. Él dice que vive a una hora de la capital canadiense, Ottawa, en un ambiente bucólico rodeado de caballos, gallinas y corderos.

El único problema que tiene es la falta de un acceso adecuado a la red del internet.

Pese a que su vivienda se encuentra junto a una carretera importante, y vive a una hora de la capital canadiense, LeGris no tiene acceso a un servicio de internet estable y de banda ancha.

La compañía telefónica que provee los servicios en la zona argumenta que no hay una suficiente cantidad de usuarios como para hacer rentable el gasto que costaría instalar una línea de fibra óptica capaz de proveer ese servicio.

El granjero canadiense también trató de obtener una mejor conexión de Internet recurriendo a la conexión satelital, pero los resultados no fueron adecuados, ya que la conexión funcionaba esporádicamente.

Por otra parte, su vivienda también se encuentra fuera del área de alcance de las antenas de señales inalámbricas que envían datos mediante señales de radio. Ante la situación, él ha intentado desarrollar sus propios remedios.

Por ejemplo, él utilizó un bastón de hockey sobre hielo para instalar una antena de recepción en el techo de su casa con la capacidad suficiente como para poder captar internet a partir de una señal de telefonía inalámbrica.

El plan que tiene con su compañía telefónica le permite consumir muy poco contenido de internet. Además sólo le permite la décima parte de velocidad para bajar contenido del internet en comparación a una conexión ordinaria en un gran centro urbano. Y todo esto le cuesta tres veces más caro.

LeGris paga mensualmente unos 140 dólares canadienses, lo que le da acceso a 100 gigas por mes, a una velocidad de 3 megas por segundo. En la ciudad, por 40 dólares, es posible obtener acceso a 300 gigas al mes, a una velocidad de 15 megas por segundo.

Para Clark Somerville, quien es el presidente de la Federación de municipios de Canadá, el acceso al internet de banda ancha es un servicio básico y esencial para todos los canadienses.

El caso de Kevin LeGris está lejos de ser un caso único. Como él, hay cientos de miles de canadienses en áreas rurales sin acceso adecuado al internet de banda ancha. Su caso ilustra claramente que la llamada brecha digital, que divide al mundo entre los que tienen y los que no tienen, también es una triste realidad Canadá.

Categorías: Internet, ciencias y tecnologías, Sociedad
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