El presidente Barack Obama defenderá directamente ante el presidente electo, Donald Trump, su política de reciente distensión entre Estados Unidos y Cuba, dijo el martes la Casa Blanca, insistiendo en que «dar marcha atrás» sería perjudicial para los intereses estadounidenses y para el pueblo cubano.
Ben Rhodes, asesor de seguridad nacional de Obama, dijo que la administración saliente espera que el nuevo gobierno de Trump preserve la política de compromiso de Obama a pesar de la amenaza del presidente electo de revertir la apertura con la isla gobernada por comunistas.
Apenas semanas antes de que Trump asuma el cargo, Obama y sus ayudantes están tratando de consolidar una de sus principales iniciativas en materia de política exterior, un avance entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría anunciado hace dos años. Pero aunque Obama alivió las restricciones de viajes y del comercio a través de acciones ejecutivas, Trump podría revertirlas por su cuenta si así lo decide.
«Cuba ha estado y estará en la lista de asuntos en los que el presidente Obama defenderá un enfoque correcto para los intereses estadounidenses», dijo Rhodes a periodistas.
Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero, ha prometido «poner fin» al compromiso de Obama con Cuba, a menos que La Habana le dé a los Estados Unidos lo que él llama un «acuerdo mejor», incluyendo mayores libertades políticas en la isla. Hasta el momento, el gobierno cubano se ha abstenido de comentar las declaraciones de Trump.
«Lo que creemos que sería muy perjudicial es cualquier esfuerzo para desactivar la apertura», dijo Rhodes, afirmando que perjudicaría al pueblo cubano, a los intereses empresariales estadounidenses y a la posición de Washington en América Latina.

El embargo económico sigue vigente
Dijo que la administración ha tratado de hacer la política hacia Cuba «irreversible», y sugirió que Trump, un hombre de negocios convertido en político, debería considerar si tiene sentido anularla.
Rodhes, que jugó un papel clave en la negociación de la apertura, dijo que una revocación daría fuerza a los cubanos opuestos al compromiso ya que La Habana encabeza su propia transición política. El presidente cubano, Raúl Castro, dijo que renunciará en 2018.
«¿De verdad quiere cancelar los planes de viaje de cientos de miles de estadounidenses?» -preguntó Rodhes. «¿Quieres decirle a empresas tan diversas como nuestras principales aerolíneas o Google o General Electric … que han estado buscando oportunidades en Cuba, que tienen que terminar esas actividades?»
Rodhes, que también estuvo en Cuba durante los homenajes al recientemente fallecido Fidel Castro este mes, dijo que los funcionarios cubanos no estaban seguros sobre Trump y que esperarían a ver cómo procedía.
CBC/Reuters
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