“El mundo que creó Peyo, cuando empezó a crear los Pitufos, era un mundo que se presenta aparentemente como un mundo muchísimo más simple. O sea que la autoridad del Gran Pitufo en ningún momento está cuestionada. En cuanto el Gran Pitufo se eclipsa, pues ocurren todo tipo de desgracias y eso ha dado pie a todo tipo de interpretaciones políticas, porque cuál es ese sistema y quién es el Gran Pitufo. Ha habido gente que lo ha comparado al Gran Hermano (Big Brother) de Orwell, a Stalin, por la barba. El gorro frigio, que es una figura muy curiosa, porque es la figura republicana de la revolución francesa. En fin, ha habido muchos elementos que han sido analizados como si se tratara de una creación críptica.” Antonio Domínguez Leiva, profesor en el Departamento de Estudios Literarios de la UQÀM y especialista de la cultura popular.
Los Pitufos son estos pequeños personajes azules creados por el dibujante belga Peyo, que aparecieron por primera vez en la tira cómica La Flauta de los seis pitufos (La Flûte à six Schtroumpfs) de Johan y Pirluit en 1958, antes que comiencen a pitufearse su propia tira cómica.
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El éxito de estas pequeñas criaturas azules, equivalentes a duendes benignos, fue tal que al año siguiente empezaron a protagonizar su propia serie de historietas y se fueron extendiendo a películas, dibujos animados y video juegos.
El periodista argentino radicado en París, Alejo Schapire, se pregunta en un artículo publicado en Página 12, de Buenos Aires, Argentina, ¿Qué clase de doctrina política domina la vida de los Pitufos, que obedecen ciegamente a Papá Pitufo? ¿Qué sistema rige la economía de la aldea, basada en el colectivismo, el trabajo obligatorio y la ausencia de la moneda?
“No hace falta ser demasiado perspicaz para ver en la aldea pitufa una reminiscencia de granja soviética. Todos sospechamos que el mundo utópico de los suspiritos azules es algo más que un inocente dibujo animado para niños salido de un comic, pero hubo que esperar a la publicación de El Libro azul: Análisis crítico y político de la sociedad de los Pitufos para contar con una investigación más o menos rigurosa sobre este fenómeno Pop”, dice Alejo Schapire en su artículo Para leer a los pitufos.
Más no obstante, en el reciente ensayo publicado por Antonio Dominguez Leiva y Sébastien Hubier, “Pitufología” demuestran que los Pitufos no son tan comunistas como algunos lo pretenden, ni tan nazis, ni tan adeptos a los gang-bangs y que su sexismo sobre la personalidad de la Pitufa es mucho más matizado que lo que parece ser a primera vista.
Para Dominguez Leiva y Hubier, la ciencia de los Pitufos de la cual ya habló Umberto Eco, conoce todo un auge mediático inédito. “Reforzada por la proliferación de las comunidades interpretativas en la era de las redes sociales, esta se presenta bajo el modo de la sobreinterpretación, tomando como pretexto la obra de Peyo para denunciar los sesgos del comunismo, del fascismo, de la falocracia, la perversión, incluso el satanismo. Sería conveniente regresar a los detalles de esta saga copiosa para entender lo que verdaderamente está en juego, las complejidades y las contradicciones que permiten proponer a los lectores jóvenes soluciones imaginarias a conflictos reales, ni más, ni menos”, dicen los autores.
Pablo Gómez Barrios conversó con Antonio Dominguez Leiva sobre su ensayo.
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