La comunidad israelita en México no recibió con agrado el apoyo que el primer ministro Benjamín Netanyahu dio al proyecto del presidente estadounidense, Donald Trump, para construir un muro en la frontera entre ambos países.
La declaración del mandatario israelí, expresada a través de un mensaje de Twitter, provocó malestar en México, tensando las relaciones con Tel Aviv.
Netanyahu había dicho que construir un muro “es un gran éxito. Una gran idea”, aunque luego intentó minimizar sus dichos, y sostuvo que sólo se refirió a la muralla que separa territorios entre Israel y Palestina.

La declaración se produjo en el contexto de una semana de entredichos entre México y Washington, tras la anulación de la visita que el presidente Enrique Peña Nieto debía realizar a la capital estadounidense, para encontrarse con su par de la Casa Blanca.
México se niega a pagar el muro propuesto por Trump, al tiempo que denuncia que su construcción no sólo no evitará el ingreso de inmigrantes ilegales, sino que tornará la frontera en un lugar sumamente conflictivo.
El secretario de Desarrollo Económico mexicano, Salomón Chertorivsky, descendiente de inmigrantes judeo-ucranianos y polacos, se sumó a la disputa difundiendo un mensaje a través de las redes sociales, recordando el aporte que sus ancestros realizaron a México.
Por su parte, Simón Levy, un funcionario de la Ciudad de México, dijo que “los mexicanos quieren la paz y la prosperidad. En tanto que mexicano judío, rechazo su postura. Ella no aporta a la paz”, sostuvo al responder al dirigente israelita vía Twitter.

En el elegante barrio de Polanco, donde vive buena parte de la comunidad judeo-mexicana, los habitantes no esconden su descontento ante los propósitos de Netanyahu.
“Lo que dijo no es muy humano, resulta incomprensible cuando vemos lo que pasa en el mundo”, afirmó por su parte un mexicano de 53 años, mientras se dirigía a la sinagoga del barrio.
Los primeros judíos llegaron a México con los conquistadores españoles en el siglo 16, y muchos de ellos vivieron en la clandestinidad, por temor a la inquisición católica.
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