Si uno observa a la gente en la calle o en el transporte público en cualquier ciudad en el mundo observará quizá el mismo fenómeno. Lo que se ve son millones y billones de personas con las pupilas clavadas en sus teléfonos inteligentes, capturadas por la red del internet y las redes sociales.
De acuerdo a las teorías de McLuhan, los sistemas digitales de comunicación serían una extensión de nuestro sistema nervioso central. Así la tecnología sería un instrumento que incrementa el narcisismo del individuo. Es la narcosis de Narciso.
Los textos del teórico canadiense de los medios de comunicación, Marshal McLuhan continúan echando luz a la compleja relación del ser humano y su reflejo en los medios digitales. Su relación ambivalente con los medios digitales hoy le habría hecho pensar dos veces antes de abrir una cuenta en Facebook.

Una de las aserciones centrales de McLuhan sostiene que las sociedades han sido formadas más por la naturaleza de sus medios de comunicación que por el contenido de esos mismos medios.
Herbert Marshall McLuhan nació en la ciudad de Edmonton, Alberta, en 1911 y falleció en Toronto, en 1980, a los 69 años. Él fue uno de los pensadores canadiense más importante, acuñando conceptos fundamentales para explicar las formas de comunicación en las sociedades contemporáneas, como “aldea global” o “el medio es el mensaje”.
Marshal McLuhan se formó en la Universidad de Manitoba, en Winnipeg, donde obtuvo su licenciatura y maestría. Luego continuó sus estudios en Cambridge, Inglaterra, donde estudió las teorías de la Nueva Crítica. Su carrera académica lo llevó a la Universidad de Wisconsin para concluir en la Universidad de Toronto.
«La aldea global es un mundo en el cual no hay necesariamente armonía, pero sí existe un intenso interés en los asuntos de todo el mundo y una mayor participación en la vida de los demás.»
Marshall McLuhan
Esa explicación del teórico canadiense de la comunicación Marshal McLuhan parece describir perfectamente lo que ocurre en Twitter, Facebook o YouTube, sitios en la red Internet donde los ojos de billones de individuos observan a diario a otros individuos en los espacios más íntimos de sus pensamientos y vidas privadas. Por extensión, la definición de McLuhan, de que vivimos en una aldea global, abarca a la blogósfera en su totalidad.
Según Jesse Hirsh, un futurólogo y comentarista sobre tecnología y comunicación que actualmente se encuentra investigando en Toronto el impacto de la inteligencia artificial y la computación cognitiva en todos los sectores, Marshall McLuhan es más importante porque todavía continúa ayudándonos a entender los medios de comunicación y la tecnología que nos rodea a diario.
En uno de sus textos fundamentales, «Understanding Media: The Extensions of Man», «Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano», un ensayo publicado en 1964, Marshall McLuhan sostiene que la tecnología digital es una extensión del sistema nervioso central del ser humano. En consecuencia, el ser humano se convierte en un neurótico obsesionado con esta extensión, es decir, con su propia imagen. Para explicar esta idea, McLuhan recurre al mito de Narciso: la tecnología alimenta el narcisismo del individuo.

Según Jesse Hirsh, la idea de que el mundo es una aldea global tiene sus límites. Estos son establecidos tanto por el acceso a la tecnología como también por factores socio-económicos que todavía dividen al mundo en una minoría de países ricos que lo son a costa de mantener a una gran mayoría de países empobrecidos, a lo cual se suma el hecho de que aún al interior de los países más pobres, hay franjas de la población que viven en condiciones de vida iguales a las del primer mundo, y los países ricos que también tienen su contingentes de personas sin recursos.
En el año en que Canadá celebra sus 150 años de creación, les presentamos nuevamente algunos aspectos de las teorías del pensador canadiense Marshall McLuhan.
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