Como lo decíamos en nuestra entrevista de ayer, a partir de ayer lunes 28 de agosto comenzó el regreso escolar de todos los alumnos de la escuela primaria, los estudiantes de la escuela secundaria, los estudiantes pre-universitarios y universitarios y los adultos inmigrantes que comienzan sus cursos de francés.
Con nuestro invitado Alain Lalonde, profesor en francización de adultos inmigrantes, hablábamos ayer de la dinámica de las clases y de los desafíos de los profesores que enseñan el francés a adultos que en la mayoría de los casos no conocen el idioma.
EscucheHoy vamos a hablar de otro grupo de alumnos que también comenzó ayer sus primeras clases de francés. Estamos hablando de los niños, hijos de inmigrantes, que llegaron al país el transcurso del año y que comienzan también sus clases de aprendizaje de la lengua, antes de poder integrarse a las clases regulares de la escuela primaria.
Cuando llegan a estas clases de francización los conocimientos que estos niños tienen de la lengua francesa son prácticamente nulos. Hay que decir además que estos niños se encuentran en un estado de ansiedad y de nerviosismo. Primero porque muchos de ellos vienen de zonas de conflicto y de guerra como Siria por ejemplo y también porque en su nuevo país de residencia se enfrentan entre otras cosas a lo desconocido en un universo totalmente nuevo para ellos. Y esa ansiedad bloquea de alguna forma el aprendizaje.

Rahouadja Zarzi, es profesora de francización en la Escuela Jacques Bizard desde hace 15 años. Ella afirma que si los niños están ansiosos y nerviosos, los profesores también lo están.
Rahouadja Zarzi dice que el papel de los maestros en primera instancia, antes de la enseñanza, es de calmarlos y tranquilizarlos para favorecer un clima positivo en las aulas para que esos niños puedan justamente sentirse tranquilos y aptos a recibir esa enseñanza. Alain Lalonde, nuestro invitado de ayer que hace el mismo trabajo con los adultos decía que la enseñanza es como un teatro. Rahouadja Zarzi, dice que en el caso de los niños hay que ser también un poco mimo.

Enseñar el francés a los niños es un oficio tan acaparador tanto el plano físico como psíquico, que los maestros no se pueden limitar simplemente a enseñar la materia. Los maestros no son simples transmisores de conocimiento. Cada uno tiene una gran reserva de generosidad que abre cada año para los niños, que sean de las clases de francización o de las clases de la escuela normal.
Una generosidad absolutamente necesaria para enseñar en particular a los niños inmigrantes recién llegados. Porque cuando sienten que no controlan su situación, muchas veces estallan en lágrimas, dice Rahouadja Zarzi.
Rahouadja Zarzi dice que 3 o 4 meses más tarde, en noviembre o diciembre, la mayor parte de esos niños van a dar muestras que comienzan a integrar los conocimientos lingüísticos.

Después de esa primera inmersión en francés, que dura 10 meses aproximadamente, como decíamos al principio, todos estos niños van seguir estudiando en la escuela regular en francés. De hecho, durante la inmersión de aprendizaje del francés, la Escuela Jacques Bizard organiza intercambios entre las clases regulares y las clases de acogida para que los niños puedan sentir que son bienvenidos tanto por los maestros como por los alumnos.
La maestra Rahouadja Zarzi dice que una vez que los niños de las clases de acogida sienten que comienzan a tener un cierto dominio del francés empiezan a aceptar proyectos en ese idioma, como cantar por ejemplo. Y la experiencia de los años anteriores dice que los que sabían cantar estaban orgullosos de mostrar que conocían el canto y además se sentían todavía más orgullosos de poder cantar en francés. En otras palabras, el aprendizaje del francés les permite poderse descubrir ellos mismos en otro idioma y muy a menudo son ellos los primeros intérpretes de sus propios padres.
Rahouadja Zarzi fue entrevistada por Alain Gravel
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