Floryana Viquez es una inmigrante costarricense, psicóloga, que se encuentra en este momento haciendo un doctorado en psicología comunitaria en la Universidad de Quebec en Montreal, UQÀM. Con su tesis doctoral ella pretende comprender la complejidad del proceso migratorio y el impacto que la discriminación hacia los inmigrantes puede tener en el logro de sus objetivos.
EscucheFloryana vive en el norte de la ciudad, en el barrio Ahuntsic, cerca del metro Sauvé. El martes 12 de septiembre pasado a las 21:30 salió de su casa hacia la tienda que queda a unos 50 metros para comprar galletas y helados, cuando fue interceptada por un carro patrulla de la policía de Montreal.

Floryana Viquez, psicóloga y estudiante al doctorado en Psicología comunitaria en la Universidad de Quebec en Montreal, UQÀM
Ella estaba sola, vestida con un abrigo azul, porque esa noche estaba haciendo un poco frío y unos shorts blancos. Tampoco iba hablando por teléfono cuando los dos policías la interceptaron. No se bajaron de su vehículo y comenzaron decirle que alguien del vecindario los había llamado para quejarse porque habían visto en el barrio a «una mujer que hablaba un lenguaje extraño«, vestida de negro, con el cabello negro.
Solo sus cabellos negros respondían al señalamiento que recibió la policía. Por el resto, iba vestida de otra manera, no estaba ni haciendo ningún escándalo, no estaba gritando, ni perturbando el orden público. Y lo único que quería en ese momento era comerse algunas galletas con un helado.
La explicación que le dio la policía es que cada vez que ellos reciben una llamada como esa, tienen que asegurarse que no hay ningún problema.
El problema es que si desafortunadamente hay por ahí cualquier persona que corresponda, aunque muy vagamente, a las señas que dio la persona que se quejó, los policías le dijeron que ellos tienen el deber de interceptar a la persona y asegurarse que todo está bien.

El ejemplo típico de perfilado racial. Me parece totalmente absurdo e inaudito, que la policía, en una ciudad como Montreal, donde cohabitan personas de distintos lugares del mundo, de todos los colores, todas la etnias, todas las religiones y todos los países, detengan a una mujer que camina tranquilamente por la calle sin molestar a nadie, porque un vecino les dijo por teléfono que vieron a una mujer extraña…
¿No tiene la policía otras cosas más importantes que hacer? ¿En qué consiste la extrañez de Floryana? ¿En que es morena de pelo negro? ¿En qué consiste la extrañez del inmigrante? ¿En que hablemos un idioma extraño? ¿En que tengamos un color de piel más oscuro?
Parte del trabajo de la policía de Montreal debería ser también, cuando reciben llamadas como esas, de educar de alguna forma a la población y decirles que la ciudad está atestada de «hombres, mujeres y niños extraños, que hablan idiomas extraños», pero que también hablan el francés y el inglés, y en muchos casos, otros idiomas extraños también.
EscuchePor lo que podemos ver, el esfuerzo del gobierno de Quebec desde hace más de una década por hacer de la diversidad un valor agregado, se estrella justamente con la incomprensión del otro, la incomprensión de esa diversidad. Todavía queda por delante mucho trabajo que hacer.
Yo conversé con Floryana sobre esta desagradable situación.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.