El líder del grupo chiíta libanés Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, declaró este domingo que Arabia Saudita forzó la renuncia del primer ministro del Líbano, Saad al-Hariri, y llamó a la calma y la paciencia en el país.
Saad Hariri, un aliado político de Arabia Saudita, nacido en Riad, dimitió a su cargo el pasado sábado en una intempestiva declaración desde la capital saudita, justificando su decisión debido a un plan para asesinarlo, acusando a Hezbolá y sus aliados iraníes de sembrar las divisiones en el mundo árabe.
La renuncia del primer ministro, un musulmán sunita, derribó una coalición de gobierno que incluía también a Hezbolá.
“La renuncia fue una decisión saudita dictada al primer ministro Saad al-Hariri y forzada sobre él”, dijo Nasrallah en una emisión televisada, agregando que no había motivos domésticos para la decisión de Hariri.
Nasrallah instó a que los libaneses a que no protestaran en respuesta a la renuncia, diciendo que “esto no llevará a ningún resultado”. “Estamos en contra de una escalada política”, sostuvo.
Nasrallah también dijo que existen “interrogantes legítimas” en el Líbano sobre si Hariri se encuentra realmente detenido por las autoridades en Arabia Saudita.
Los aliados de Hariri en el Líbano han negado sugerencias de que hubiera sido detenido.
El príncipe de la corona de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, reforzó su poder por medio de una purga anticorrupción al arrestar miembros de la realeza, ministros e inversores incluyendo al multimillonario Alwaleed bin Talal, uno de los hombres de negocios más prominentes del reino.
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