Los científicos pudieron secuenciar el genoma completo de una antigua cepa de hepatitis B después de extraer el ADN del cuerpo momificado naturalmente del niño de dos años
Photo Credit: Gino Fornaciari, University of Pisa

El ADN de un niño momificado hace 450 años arroja nueva luz sobre la hepatitis B

«Comprender la evolución de los patógenos es la quintaesencia para descubrir cómo erradicarlos»

– Hendrik Poinar, genetista evolutivo de la Universidad McMaster

Un niño de dos años que murió alrededor de 1569 parece no haber muerto de viruela, como se pensaba anteriormente, sino de Hepatitis B, gracias a los científicos que secuenciaron el genoma de su cuerpo momificado.

Este hallazgo marca una confirmación de que la misteriosa enfermedad ha existido en humanos durante siglos, dijeron investigadores de la Universidad McMaster en Canadá.

El niño en cuestión fue enterrado en la Basílica de San Domenico Maggiore en Nápoles, Italia, hace alrededor de 440 años. Su cuerpo fue exhumado entre 1983 y 1985, y las marcas de viruela en todas partes llevaron a los investigadores a creer que la viruela, el virus de la Variola, fue la causa de la muerte.

El Dr. Hendrik Poinar, experto en ADN de la Universidad de McMaster,es un biólogo evolutivo, lo que significa que estudia la naturaleza de cómo los humanos llegamos aquí y hacia dónde vamos © CBC

Un equipo internacional de detectives de enfermedades ha arrojado nueva luz sobre un virus que mata a casi un millón de personas en todo el mundo cada año al analizar una fuente inusual: los restos momificados de un niño que murió hace unos 450 años en la Italia del Renacimiento.

Los científicos pudieron secuenciar el genoma completo de una antigua cepa de hepatitis B después de extraer el ADN del cuerpo momificado naturalmente del niño de dos años, que fue enterrado con varios otros cuerpos en la Basílica de San Domenico Maggiore en Nápoles.

A mediados de la década de 1980, antes del advenimiento de la secuenciación genómica avanzada, los investigadores italianos habían sugerido que el niño probablemente murió de viruela debido a la evidencia de cicatrices en forma de erupción en su cuerpo.

«Las ampollas están claramente en la cara … cuando miras la imagen, tu primer pensamiento sería la viruela», coincidió Hendrik Poinar, genetista evolutivo de la Universidad McMaster en Hamilton, quien codirigió el nuevo estudio con el biólogo evolutivo Edward Holmes de la Universidad de Sydney.

Pero después de extraer el ADN viral de pequeñas muestras de la piel y los huesos del niño y analizar su firma genética, los investigadores no encontraron evidencia de viruela.

Los restos momificados de un niño pequeño enterrado en la Basílica de San Domenico Maggiore en Nápoles, Italia. © Faccia con eruzione/McMaster

«Nada. No pudimos encontrar nada», dijo Poinar, director del Ancient DNA Centre de McMaster, quien previamente ayudó a secuenciar el genoma del mamut lanudo extinto y rastreó la evolución genética de la bacteria que causa la peste bubónica.

Uno de los científicos luego recurrió a lo que se llama una matriz de enriquecimiento de patógenos, un medio de probar una muestra de ADN para ver si se detecta una coincidencia genética entre los marcadores de cientos de virus, bacterias y otros agentes causantes de enfermedades.

Lo que surgió fue una señal clara de la hepatitis B, lo que llevó a los investigadores a especular que el niño podría haber sido afectado por una rara enfermedad infantil seguida luego de la infección con hepatitis B, conocida como síndrome de Gianotti-Crosti.

«Es un sarpullido que irrumpe extensamente en los niños y puede causar la muerte», dijo Poinar.

Un virus que no cambia

Lo que sorprendió a los científicos, cuya investigación fue publicada esta semana en la revista PLOS Pathogens, fue lo poco que la cepa del siglo XVI de la hepatitis B había cambiado genéticamente en comparación con las muestras actuales del virus.

La hepatitis B es principalmente un virus transmitido por la sangre que afecta el hígado. Si bien la mayoría de los adultos se recuperan completamente de la enfermedad en unos pocos meses a medida que su sistema inmunitario elimina la infección, algunas personas desarrollan una infección crónica de por vida que puede provocar cirrosis o cáncer de hígado. Una vacuna puede prevenir la hepatitis B, pero no hay tratamiento curativo.

Se estima que un tercio de la población mundial ha sido infectada con el virus en algún momento de sus vidas y que alrededor de 350 millones de personas viven actualmente con una infección crónica.

«Este es un virus que todavía causa una considerable morbilidad y mortalidad hoy en todo el mundo, especialmente en países subdesarrollados y en individuos con un nivel socioeconómico más bajo», dijo Poinar, quien señaló que comenzó a infectar a humanos hace unos 60,000 años.

«Mientras más comprendamos acerca del comportamiento de pandemias y brotes pasados, mayor será nuestra comprensión de cómo los patógenos modernos podrían funcionar y diseminarse, y esta información finalmente ayudará a su control».

McMaster/La presse canadienne/CBC

Categorías: Salud
Etiquetas: , , , ,

¿Encontró un error? ¡Pulse aquí!

Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.