Un tribunal de apelación debe decidir sobre la condena a 10 años de prisión por corrupción del ex jefe de Estado de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva que podría acabar con la ambición del gran favorito de las urnas para presentarse en las elecciones presidenciales de octubre.
Un Brasil muy polarizado contiene la respiración mientras espera la decisión de los tres jueces de Porto Alegre. Miles de seguidores de «Lula» y también sus enemigos más feroces llegaron a esta ciudad del sur, en un ambiente de tensión que deja prever enfrentamientos.
El estado de Rio Grande do Sul, de la que Porto Alegre es la capital, movilizó importantes fuerzas policiales y helicópteros alrededor del lugar del proceso, al que asisten alrededor de 300 periodistas nacionales y extranjeros.
Al confirmar o revocar la condena a nueve años y medio de prisión por corrupción y lavado de Lula, el tribunal de apelación, de hecho, determinará la configuración de la presidenciales de octubre.
Incluso si la sentencia de Lula se confirma el miércoles, es probable que evite la cárcel e incluso, que pueda hacer campaña. Por un tiempo
Los muchos recursos posibles hacen que la situación del ícono de la izquierda no pueda aclararse antes de largos meses.
Es probable que el tribunal de apelación confirme la condena de Lula, escribió el Grupo Eurasia, y sin duda Lula será descalificado por decisiones finales de los Tribunales Supremo y Electoral, pero ciertamente en una fecha más cercana a las elecciones de octubre.
Lula hizo el viaje la noche del martes en Porto Alegre, desfilando a la cabeza de sus seguidores vestidos de rojo y transportados por autobuses. El líder popular esperará el juicio en su casa de Sao Paulo.
Tengo la tranquilidad de los inocentes, de aquellos que no han cometido ningún crimen. ¿Tienen miedo de que regrese? Temen las cosas buenas que hemos hecho.
-El ex presidente Lula, en Porto Allegre
«La presencia de estos miles de manifestantes ha convertido a Porto Alegre en la capital de la lucha por la democracia y por un juicio justo al presidente Lula», dijo Miguel Rossetto, ex ministro de la ex presidencia.
Los manifestantes se reunieron en Porto Alegre para apoyar a Lula, mientras un tribunal de apelaciones decidirá el miércoles sobre la condena de casi 10 años de prisión por corrupción del ex jefe de Estado brasileño. Reuters / Ueslei Marcelino
Las acusaciones al expresidente versan sobre un apartamento en una playa de São Paulo, propiedad de una empresa que hacía negocios con el Gobierno de Lula (2003-2010) y que, supuestamente, había regalado al político. Pero, para muchos, este juicio tiene tintes políticos.
El juicio a una época
Aunque lo que se juzga es solo la honestidad personal de Lula, todo Brasil sabe que lo que simbólicamente estará sentado en el banquillo de Porto Alegre tiene una trascendencia mucho mayor. El juicio al expresidente se ha convertido en el juicio a toda una época, a 13 años de Gobierno (2003-2016) del izquierdista Partido de los Trabajadores, sostiene el diario El País.
Por otra parte, el The New York Times publicó ayer una columna sobre la decisión que debe tomar hoy la Corte de Apelaciones de Brasil, que definirá si confirma o rechaza la sentencia contra Lula.
“La evidencia en contra de Lula da Silva está muy por debajo de los estándares que se tomarían en serio, por ejemplo, en el sistema judicial estadounidense”, dice la nota que escribió Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y Política de Washington y presidente de Just Foreing Policy.
El artículo se titula “La democracia brasileña al borde del abismo” y sostiene que, si se impide a Lula participar en las elecciones, “Brasil se habrá reconstituido como una forma mucho más limitada de democracia electoral, una en la que un Poder Judicial politizado puede evitar que un líder político popular se postule a la presidencia. Eso sería una calamidad para los brasileños, América latina y el mundo”.
Radio Canadá/AGENCE FRANCE-PRESSE
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